El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria construyó en La Pampa, dos agencias de extensión rural –Guatraché y Victorica– que gracias a la climatización natural de los espacios y la mayor disponibilidad de sol, consumen hasta un 50 % menos de gas natural. Las construcciones consumen menos energía para acondicionar térmica y lumínicamente los espacios. Los edificios bioclimáticos son amigables con el entorno y se adaptan a las estaciones del año.
El proyecto promueve el desarrollo de oficinas que minimicen el gasto energético a partir de la climatización natural de los espacios pensados para optimizar el uso de la energía y generar espacios confortables. Las dos obras experimentales del INTA se adaptan a las estaciones del año y consumen hasta un 50 % menos de gas natural según indicaron desde INTA informa.
Para Noemí Stefanazzi, jefe de la Agencia de Extensión Rural Victorica, contar con este tipo de proyectos es innovador porque el diseño prioriza la climatización natural de los espacios, flexibilidad, bajo costo de operación y mantenimiento y la zonificación de las distintas áreas funcionales.
“El edificio tiene un espacio, denominado plenum técnico-térmico, que incluye ventanas hacia el norte y actúa como un sector que capta, almacena y compensa la energía solar”, señaló Stefanazzi.
Celina Filippín, investigadora Principal del Conicet e impulsora del proyecto, explicó que el plenum funciona como un volante térmico. “Esto permite que los ocupantes puedan operar el edificio de acuerdo a las estaciones del año: abrir o cerrar ventanas para calentarlo o ventilarlo”, indicó.
En cuanto al consumo de energía en calefacción, en el INTA Guatraché fue de 77 kilovatios hora por metro cuadrado al año. “Este resultado lo ubica como edificio de bajo consumo para la normativa europea y fue sólo un 30 % superior al sello Minergie, de la normativa suiza”, ponderó Filippín.
Los datos de temperatura, humedad relativa e iluminación, sumados al consumo de energía (gas y electricidad) en las diferentes estaciones del año, permitieron estudiar el grado de bienestar de los usuarios en su lugar de trabajo y evaluar el ahorro de energía. “Durante el primer año de evaluación, se observó el efecto de la solarización y conservación de energía: la mayor disponibilidad del recurso solar redujo un 50 % el gas natural consumido”, expresó Filippín.
Diseñado para maximizar el ahorro de energía, el sector de oficinas está orientado al norte con áreas transparentes, esto ayuda a optimizar la climatización en invierno; mientras que, en verano, se protegen con aleros y pérgolas para su resguardo.
En el desarrollo de edificios bioclimáticos hay situaciones previsibles y predecibles y otras que no lo son. En este sentido, la participación del ocupante es imprescindible para optimizar y maximizar la performance energética sin perjudicar el bienestar. Para ello, “las personas que trabajan en el edificio cuentan con una guía de buenas prácticas que aconseja cómo conseguir el mayor beneficio de las instalaciones”, aseguró Stefanazzi.
De acuerdo con Filipín, “es interesante pensar que se trata de un proyecto que se puede relocalizar teniendo en cuenta las condiciones climáticas del lugar de implantación, seguramente con nuevos lineamientos y nuevas estrategias de diseño”.