Con la idea de abastecer el comedor de la casa de gobierno, el programa del INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación instaló una huerta agroecológica en la terraza del palacio presidencial. Detalles de una tecnología que promueve la producción en casi todos los tipos de terraza que hay en la ciudad.
Con una primera veintena de cajones cultivados con diferentes verduras, la huerta agroecológica comenzó en la terraza de la Casa Rosada, el solar más emblemático de la ciudad de Buenos Aires. El espacio se inició a partir de una solicitud de Presidencia de la Nación dirigida al ProHuerta, programa del Ministerio de Desarrollo Social (MDS) y el INTA, en función de los antecedentes de trabajo en la quinta de Olivos.
“El objetivo es, en primera instancia, abastecer el comedor de la casa de gobierno. Pero, además, la huerta en la terraza es un espacio demostrativo para incentivar la creación de más techos verdes y huertas en otros edificios de la ciudad”, dijo Diego Ramilo, coordinador nacional de Transferencia y Extensión del INTA y referente institucional del ProHuerta.
Para el equipo técnico del MDS y del INTA, dedicado a la puesta en funcionamiento de este espacio, el potencial de cultivo que existe en las terrazas de Buenos Aires es gigante. “Hay tecnologías para producir en casi todos los tipos de terraza que hay en la ciudad. Además de permitir cosechar hortalizas para el autoconsumo, tiene muchas otras ventajas, como disminuir problemas ambientales de lluvia y de calor”, agregó Ramilo.
En efecto, los techos verdes contribuyen a disminuir la temperatura del ambiente y –en la escala de la ciudad– el fenómeno conocido como “isla de calor urbano”, es decir, la acumulación de temperatura que absorben las grandes estructuras de hormigón armado, cemento o asfalto. “Entre una terraza sin vegetación alguna y una con vegetación, hay una diferencia de entre 15 y 20 grados. Por otra parte, la tierra funciona como esponja para absorber los excesos hídricos de las lluvias, lo que ayuda a prevenir inundaciones”, dijo el coordinador.
En esa línea, afirmó: “Como parte del trabajo conjunto que realizamos con el MDS, queremos enfatizar la importancia de la agricultura urbana. Esta huerta tiene un claro valor demostrativo para la sociedad en su conjunto. Está hecha íntegramente de manera agroecológica y con técnicas de agricultura urbana, con compostera y riego por goteo para hacer más eficiente el uso del agua”.
La producción total va a ser de unos 60 kilos de verdura agroecológica por año. Los tomates, por ejemplo, son variedades desarrolladas por el INTA La Consulta, en Mendoza. De acuerdo con mediciones realizadas por el ProHuerta, en un macetero grande y con muy buen sustrato –liviano y fértil– una huerta promedio rinde cinco kilos de verdura por metro cuadrado, cada año. Si la huerta es muy bien manejada, puede rendir ocho kilos, mientras que en una regular se cosechan alrededor de tres kilos.
“Por cajón se pueden cosechar unas 50 plantas de lechuga, por ejemplo”, ilustró Ramilo, quien advirtió: “Sin embargo, desde el programa promovemos la asociación de cultivos como principio agroecológico, entonces cada cajón siempre va a tener una variedad de hortalizas, aromáticas y florales. Buscamos generar un ecosistema que aporte diversidad”.
“Las condiciones de la terraza tienen excesivo viento y sol”, dijo Ramilo, quien explicó que se reflejan las mismas dificultades que encuentra las personas en sus casas, en sus terrazas y balcones. “Por eso es interesante”, añadió, “poder mostrar cómo realizar una huerta agroecológica en un lugar tan emblemático de forma eficiente”.
Por las condiciones arquitectónicas del edificio, la superficie de la terraza asignada a la huerta presentó algunos desafíos: abundan los respiraderos, aires acondicionados, zonas de salida y una serie de medidas de seguridad que debieron atenderse particularmente.
Debido a que la Casa Rosada se encuentra en medio de un plan de obras, la huerta se planificó sin estructuras fijas y en distintas etapas, adecuadas a las transformaciones generales del edificio. Por este motivo, se utilizaron módulos móviles combinables, construidos en cajones de madera plástica, con ruedas para facilitar su traslado.
“Estos 20 canteros iniciales están construidos con un plástico reciclado, símil madera, desarrollados por una cooperativa de recicladores de Moreno. El mobiliario, sillas y bancos de plaza que acompañan el espacio, fueron fabricados por una cooperativa de Tigre”, dijo Ramilo. A su vez, señaló que fue necesario distribuir el peso de los módulos con eficiencia, ya que cada uno puede representar una carga de hasta 500 kilos sobre el techo.
El plan de cultivos fue organizado y acordado junto al equipo de presidencia y el chef Dante Liporace, a cargo del comedor de la Casa Rosada, quien ya está utilizando estas verduras en sus menús.
El proyecto se enmarcó en un convenio interadministrativo celebrado a fines de junio de este año, entre el MDS, la Subsecretaría de Coordinación de la Secretaría General de Presidencia de la Nación y el INTA, con el objetivo de promover el cuidado ambiental y la autoproducción de alimentos. De este modo, el acuerdo reflejó la continuidad del trabajo que el programa inició a comienzos de 2016 en la residencia presidencial de Olivos. De hecho, allí se produce buena parte de los plantines que se utilizaron en la terraza de la Casa Rosada.
En el antiguo fuerte que alguna vez rozó el Río de la Plata y hospedó al núcleo de la historia argentina, las transformaciones son una constante desde el año 1580: el icónico edificio fue la Real Fortaleza de San Juan Baltasar de Austria, la residencia de los virreyes, la Aduana Taylor, el Palacio de Correos y Telégrafos y, finalmente, la casa de gobierno. Ahora, a partir de este proyecto que impulsa ProHuerta, la Casa Rosada podrá también ser un modelo para el desarrollo y la promoción de techos verdes urbanos.