Este lunes se volvió viral la foto de un productor que combatió el fuego en su campo de la provincia de Córdoba durante todo el fin de semana. Lourdes Cotoloni mostraba a su padre y decía: “La verdad no tengo palabras, en cuestión de segundos ves cómo se va perdiendo todo. Ver la cara de mi viejo te deja sin palabras”.
El protagonista de la imagen es Sergio Cotoloni, de 43 años. Un productor agrícola-ganadero de Reducción, una localidad ubicada sobre la Ruta 8, entre Río Cuarto y La Carlota. Desde el sábado, Sergio combate el fuego que recorrió unos 20 kilómetros desde Bengolea hasta la Ruta 8, llegó a su campo y “no dejó nada a su paso”.
“Había mucho rastrojo y en algunas zonas algún trigo, pero todo extremadamente seco por la falta de lluvias. De eso no quedó nada. También fue pasando por lugares donde hay muchos animales que se prendieron fuego. En nuestro campo había hacienda, cerdos, ovejas, caballos, hicimos de todo por salvar a los bichos. Por suerte, alcanzamos a sacarlos y no los agarró el fuego”, le contó Cotoloni a Infocampo.
De las 700 hectáreas que posee en esa zona, 250 fueron arrasadas por el fuego en las últimas horas. “El fuego llegó al casco y, durante todo el tiempo que estuvo encendido, mi mamá estuvo adentro de la casa, y afortunadamente no se quemó. Vive ahí sola desde que, hace unos meses, falleció mi papá y no hubo manera de sacarla hasta que -una vez más calmo el fuego- vino toda mi familia y se fueron juntas al pueblo para que nosotros podamos seguir intentando apagar los focos”, recordó.
¿Y después del fuego?
“Ahora todo se pone complicado”, advirtió el cordobés. Paró el fuego pero queda la erosión de los lotes volados y quemados.“Vuela una tierra impresionante y muchas cenizas, porque sigue todo muy seco. Lo primero que tendríamos que hacer es lograr parar esas voladuras, pero no sabemos cómo hacerlo más que esperar a que llueva lo más pronto posible”, describió.
Además, se quedaron casi sin alambres en todo el campo. “Se nos quemó todo el alambrado y volver a alambrarlo y hacer corrales será un costo impresionante y seguro nos llevará tiempo”, lamentó.
Es que a los alambres que no se llevó el fuego los cortaron ellos mismos para que los animales que estaban en el campo pudieran escapar del incendio. También se quemaron todas las líneas de corriente eléctrica y los transformadores. A la par, el poco pasto que quedaba para alimentar la hacienda como consecuencia de la sequía.
“Escuchar que nos echen la culpa a los productores de estos incendios me da una indignación bárbara. Yo nací y me crié en el campo, viví y trabajé siempre de esto y estoy tranquilo de que todo lo que hemos logrado ha sido con esfuerzo. Mi abuelo empezó de cero, compró un pedacito de campo, lo siguió mi viejo, fuimos creciendo y ahora me tocó a mí. Me crié sabiendo de trabajo y ahora me toca volver a empezar de cero porque en la parte que se quemó no quedó nada”, cerró Sergio.