El Gobierno nacional decidió darle, a través del Fondo para el Desarrollo Económico Argentino (Fondear), un poco de oxígeno a la cooperativa láctea SanCor en medio de la asfixia económica y financiera que sufre. En los últimos ejercicios contables, la compañía acumuló un rojo de más de $1.500 millones, en gran parte gracias a los incumplimientos de Venezuela a la hora de abonar los productos adquiridos a la firma argentina.
El monto asignado por el Fondear -que es el programa creado por el Gobierno anterior para atender las necesidades de financiamiento en sectores estratégicos con potencial para la generación de empleo- fue de $250 millones.
En su momento, el Fondo se creó con un monto de $10.000 millones, con el ex Ministerio de Economía como autoridad de aplicación y otras carteras como integrantes de un comité para la evaluación de proyectos. Por lo general, muchos de los préstamos otorgados durante la gestión kirchnerista fueron para la industria automotriz y de autopartes, así como otros emprendimientos relacionados con la electrónica.
Una fuente del Ministerio de la Producción, donde ahora funciona el Fondear, confirmó a La Nación que “esto fue la colaboración [del Gobierno] en el marco del plan de negocios que presentó Sancor para superar la coyuntura”. “A la plata la van a destinar para capital de trabajo”, contó otra fuente sobre el préstamo que consiguió la cooperativa. En junio pasado había trascendido que serían $400 millones lo que la empresa láctea iba a obtener de ese fondo. Sin embargo, obtuvo $250 millones.
Esta novedad se conoce luego de que una asamblea de socios de Sancor decidió a fines de junio pasado aprobar que el grupo agroindustrial Vicentín se quedara con el 90% de un negocio de yogures, postres y flanes de la firma a cambio de u$s100 millones. La cooperativa tiene 4.700 empleados y Vicentín propuso hacerse cargo de 500 empleados y de dos plantas industriales.
Según trascendió, tras haber conseguido la venta de esa unidad y ahora el préstamo del Fondear, Sancor seguirá adelante con un plan de reestructuración que también contempla una paulatina reducción de su dotación de personal, proceso que en rigor ya se inició hace un tiempo.