Un consorcio internacional de científicos, liderado por investigadores de Argentina, identificó en el girasol factores de activación de los genes que le confieren resistencia a los suelos con poca agua. Y ahora esperan aplicar ese conocimiento para aumentar los rindes de otras plantas de importancia agronómica. Destaca la publicación de la Agencia CyTA de la Fundación Leloir.
“El girasol es una planta relativamente tolerante al déficit hídrico, por lo cual comprender los mecanismos genéticos de esa respuesta permitiría el mejoramiento biotecnológico de este y otros cultivos”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir la líder del estudio, la doctora Ruth Heinz, investigadora del CONICET y directora del Instituto de Biotecnología del INTA, en Hurlingham, Provincia de Buenos Aires.
Tal como describe la revista “Plant Molecular Biology”, Heinz y sus colegas identificaron doce factores de transcripción o moléculas que activan un conjunto de genes que favorecen el crecimiento de plantas de girasol en suelos con déficit hídrico. Por ejemplo, retrasan el envejecimiento de las hojas y contribuyen a la acumulación de azúcares y otras moléculas que actúan como osmoprotectores evitando la pérdida de agua en situaciones de estrés hídrico, explicó Heinz.
El logro científico fue posible gracias a la cooperación internacional de laboratorios de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y de países como Alemania, España y el Reino Unido, indica la Agencia CyTA-Leloir.
Los autores del estudio usaron tecnologías de alto procesamiento para estudiar la actividad de aproximadamente 44.000 genes en forma simultánea con perfiles de un conjunto de metabolitos, en grupos de plantas de girasol sometidas a condiciones controladas de falta de agua. Los factores de transcripción fueron identificados gracias al análisis integral de los datos utilizando bioinformática y estadística aplicada.
El consorcio científico logró este avance científico con el apoyo, entre otras instituciones, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina; el CONICET; la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID); el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD); y el proyecto DEANN de la Unión Europea.
Otros investigadores argentinos que firmaron el estudio fueron Sebastián Moschen, Norma Paniego, Sergio González y Máximo Rivarola, del CONICET y del INTA; Paula Fernández, del CONICET, del INTA y de la UNSAM; Julio Di Rienzo, de la UNC; y Esteban Hopp, del INTA y de la UBA.