Con operaciones apenas puntuales, de productores que necesitan cubrir algún bache financiero en medio de los perjuicios generados por la sequía, el “dólar soja 3” sigue sin arrancar.
Operadores del mercado opinan que hay varios factores que inciden en esta situación: el principal es que el precio que esperan los productores se ubica por encima de los $ 110.000 la tonelada, cuando la industria todavía no ha llegado a ofrecer esos valores, pese a que el FAS teórico se ubica en $ 107.000.
Cabe recordar que, previo a la vigencia de esta nueva etapa del Programa de Incremento Exportador (PIE), las ofertas orillaban los $ 90.000, con un tipo de cambio de $ 210 y un FAS teórico de $ 75.000. Por ello es que los productores aguardan que lleguen mejores ofertas, ahora con un dólar a $ 300.
El Gobierno reglamentó el “dólar soja 3”, que inició con muy pocas operaciones
Pero del lado de la industria recuerdan que están en una situación crítica y que pagar más de $ 110.000 significa poner en riesgo los márgenes operativos.
Vale recordar que la mercadería disponible es poca, no como en las anteriores etapas del “dólar soja” que se apuntó a incentivar ventas que venían retrasadas; y además la duración de este nuevo PIE es hasta el 31 de mayo, por lo que ambas partes –vendedores y compradores– siguen “estudiándose” y viendo cómo decanta el mercado.
UN “BOICOT” AL DÓLAR SOJA
En el medio, aparecen además agrupaciones de productores que llaman a no comercializar granos, entendiendo que este tipo de iniciativas lejos están de beneficiarlos.
Es el caso, por ejemplo, del Grupo Independencia, que expresó su rechazo al “dólar agro”, porque “no solo es una acción recaudatoria para el beneficio del Gobierno y las exportadoras, sino que también perjudica considerablemente al productor, quien no recibe el valor justo por su mercancía comercializada”.
“Por ello, instamos a todos los productores a que se unan a la causa y a que no comercialicen ni entreguen sus granos. Creemos que esta es una acción valiente y necesaria para garantizar que el valor de su producción no se vea afectado negativamente por una medida deshonesta e injusta”, disparó.
Y continuó: “Queremos promover y luchar por un grupo sector rural justo, equitativo y de calidad. No permitamos que se aprovechen de nosotros y sigamos trabajando por un futuro mejor”.
Del mismo modo, la agrupación Autoconvocados del Campo difundió una placa en la que también llamó a boicotear la iniciativa del Gobierno, bajo la consigna: “No le demos de comer a nuestro verdugo”.
— Autoconvocados del campo (@autoconvDelCamp) April 11, 2023
EXPORTADORES, POR UN TIPO DE CAMBIO ÚNICO
Por otro lado, el tipo de cambio diferencial para la soja y algunas economías regionales –aunque aún no se sabe cuáles– también generó el rechazo de la Federación de Cámaras de Comercio Exterior de la República Argentina (Fecacera).
“Como representantes de empresas exportadoras de los diferentes sectores productivos – industriales y de servicios- y de todas las regiones del país, consideramos necesario y también positivo que este tipo de cambio especial recientemente anunciado por el Gobierno Nacional, mediante el Decreto 194/23 fuera accesible para todos los exportadores, no sólo para algunos sectores”, indicó la entidad en un comunicado.
Desde su punto de visa, “Argentina debe contar con un programa económico integral de largo plazo que apunte – entre otras variables- a alcanzar un tipo de cambio único, lo más estable posible, que promueva la confianza, atraiga inversiones y el desarrollo de los mercados internacionales”.
Fecacera repasó al respecto que a exportación es una actividad que se planifica y consolida a largo plazo, por lo que tener un tipo de cambio durante un tiempo breve, aunque sea más competitivo, “no brinda las condiciones necesarias para poder acceder a nuevos mercados de exportación, hecho que se constituye en una necesidad imperiosa a la hora de resolver los problemas estructurales de nuestra economía”.
En este marco, la Federación también recordó los problemas que hay para las importaciones y que, por ello, “esta medida se podría extender para la importación de determinados productos (precios inelásticos a la variación de costos)”.
“Esto último aportaría al financiamiento del Estado y también a dinamizar varios sectores económicos y contener la inflación. De esta manera, se regularía de forma más automática el volumen de compras al exterior, evitando los esfuerzos y el desgaste que implican las actuales restricciones e intervenciones”, cerró Fecacera.
