El monitoreo del lote en búsqueda de malezas, es una de las principales herramientas sobre la cual se deberá basar la decisión de realizar o no un control. El mismo permite no solo conocer la abundancia y distribución de la comunidad de malezas sino también identificar las malezas que predominan en el lote.
Existen ciertos momentos centrales en los cuales se recomienda realizar un monitoreo, ellos son:
– Antes de la cosecha del cultivo antecesor: En este momento es importante identificar las malezas que comienzan a aparecer, ya que luego de realizada la cosecha los recursos de luz, agua y nutrientes, quedarán liberados hacia el crecimiento de las mismas.
– Durante el barbecho: Este constituye uno de los períodos donde se deberá intensificar el monitoreo debido a la importancia de llegar con un lote limpio de malezas hacia la siembra del cultivo, lo que permitirá una correcta implantación. Dependiendo del período de barbecho, se deberá poner especial atención a la salida del invierno, donde las condiciones ambientales comienzan a ser más favorables para el crecimiento de las malezas.
– Al inicio del cultivo: Se recomienda continuar los monitoreos de malezas hasta que el cultivo cierre el surco, llegado a este momento, la propia competencia que ejerce el cultivo sobre estas hace innecesarios los controles.
Al momento de ingresar al lote es importante identificar las diferentes zonas que presenta el mismo. Debido a la extensión del lote pueden diferenciarse zonas bajas, altas, con problemas de drenaje o con diferentes tipos de suelos. Esto genera que las malezas, en general presenten una distribución heterogénea. Asimismo, por una característica propia de la distribución de los individuos, estos suelen encontrarse en manchones. Es por esto que al momento de realizar un monitoreo, si nos encontramos ante un lote muy heterogéneo, lo más sensato es realizar un monitoreo diferenciado en cada una de esas zonas. Por el contrario, si el lote es relativamente homogéneo, se podrá trazar una línea imaginaria en forma de “W” a fin de lograr abarcar todo el interior del lote, seleccionando al azar los sitios de muestreo dentro de esa línea imaginaria.
En general se recomienda 10 puntos de muestreo cada 15 a 50 has y los mismos debieran ser de 10 m2 aproximadamente, siempre recordando que cuanta mayor superficie se monitoree, más representativa será la muestra.
Se recomienda también poner especial atención a zonas cercanas a los alambrados así como la zona de entrada de la cosechadora, zonas donde suele comenzar la infestación. Por otro lado, se deberá tener en cuenta también la historia del lote y el banco de semillas que se encuentran en él.
La persona encargada del monitoreo deberá contar con una planilla que permita registrar los datos recabados, entre ellos:
– Identificación de las especies: diferenciando no solo en la maleza específica con su nombre sino también tener una idea de la generalización de la presencia de monocotiledóneas o dicotiledóneas, anuales o perennes, lo que ayudará en la toma de decisiones.
– Tamaño de las malezas: Identificando en malezas recién emergidas o malezas más desarrolladas. El control más eficaz se realiza cuando las malezas son pequeñas, por lo cual si al momento de realizar un monitoreo nos encontramos ante la presencia de malezas más bien desarrolladas, se deberá evaluar la eficacia que podríamos lograr al realizar una aplicación, teniendo en cuenta la maleza y los productos que podamos utilizar. En general, si se cuenta con herbicidas de amplio espectro estos realizan los mejores controles cuanto menos desarrolladas se encuentren las malezas.
– Densidad aproximada: Conociendo la cantidad de malezas identificadas en cada sitio de muestreo y teniendo en cuenta la superficie de cada muestreo.
Recabando está información se podrá contar con herramientas precisas para tomar decisiones más acertadas en cuanto a la necesidad de realizar o no un control. Asimismo, se deberán considerar las condiciones ambientales como la biología de la maleza ya que muchas veces condiciones ambientales, como heladas tempranas podrán realizar un control natural de las mismas sin necesidad de una aplicación.
Si se decidió realizar una aplicación, se deberá contar con la ayuda del Ingeniero Agrónomo o asesor profesional, el cual realizará la receta fitosanitaria correspondiente, y supervisará que la aplicación se realice con las condiciones ambientales adecuadas y con la correcta protección del aplicador, a fin de resguardar su salud. Posteriormente a la aplicación y teniendo en cuenta el “período de reingreso” que figura en las etiquetas de los productos, se recomienda realizar un nuevo monitoreo para evaluar la eficacia de la aplicación.
El monitoreo es una de las herramientas más importantes con la que se cuenta para poder tomar decisiones acertadas, seguras y proteger a nuestros cultivos generando producciones sustentables y un campo agroresponsable.
Por CASAFE