La dilación en el acuerdo Mercosur-UE, el costo de los subsidios internacionales y el mejoramiento en el acceso a los mercados fueron puntos centrales de la 34ª reunión plenaria del International Policy Council on Food and Agricultural Trade (IPC), que se desarrolló en el hotel Sheraton de Buenos Aires, juntamente con la realización del seminario Desafíos y Oportunidades para la Agricultura Sudamericana.
El IPC, es una ONG formada por altos ex funcionarios de gobierno, ejecutivos del sector agroalimentario y expertos del comercio agrícola de todo el mundo, que busca construir consensos en soluciones prácticas para promover un sistema agroalimentario abierto y eficiente.
Uno de los temas desarrollados durante el seminario fue el acuerdo marco alcanzado en julio en la Ronda de Doha, que contempla la eliminación de los subsidios agrícolas, el acceso a mercados y las ayudas internas. En ese sentido, el ex secretario argentino de Agricultura y miembro del IPC Marcelo Regúnaga, explicó que en el panel que trató ese tema participaron representantes de la UE, los EE.UU., del Grupo de los Veinte y de África, y “hubo coincidencia plena respecto a que el acuerdo marco logrado todavía tiene muchas indefiniciones y que la eliminación de los subsidios a las exportaciones directos es la contribución más importante de la ronda y un componente donde se van a hacer avances importantes, mientras que en cuanto al acceso a mercados la propia UE planteó que no puede avanzar en forma muy ambiciosa porque sería inaceptable y ahí es donde aparecen los productos sensibles”.
En otro orden de cosas, hubo un panel regional con representantes del sector privado agroindustrial argentino, entre los que se evidenció un acuerdo general respecto de que el Mercosur tuvo una etapa muy positiva, que aumentó el comercio regional hasta el año ’89, mientras las economías de la Argentina y Brasil eran florecientes. Pero por otro lado y según explicó Regúnaga, también hubo coincidencia en que luego de las recientes crisis se empezaron a manifestar problemas de institucionalidad del bloque regional del sur que provocaron la pérdida de la importante generación de comercio que hubo en los 90.
Otra de las coincidencias se basa en el hecho de que para los exportadores argentinos las ventas externas fuera de acuerdos implican dificultades para colocar productos con valor agregado debido al esquema de escalonamiento arancelario que tienen los países destinatarios de la producción nacional.
En cuanto al acuerdo Mercosur-UE, Redrado explicó que no se cerró la negociación porque “las ofertas en el sector agrícola no fueron lo suficiente atractivas como para que los países del Mercosur estuvieran dispuestos a abrir los mercados”.
En ese sentido, Jorge Zorreguieta, miembro del IPC, opinó que “de ninguna manera dilatar las negociaciones constituyó una pérdida para la Argentina, creo que hay posibilidades de llegar a un mejor acuerdo UE”.
Robert Thompson, presidente del IPC, consideró que “la UE no significará mucho en el futuro. Es un mercado maduro, sin mayor posibilidades de crecimiento del consumo donde la población esta disminuyendo”, y aseguró que el mercado del futuro realmente está en Asia. En esa línea, Regúnaga indicó que el representante chino del IPC dijo que su país flexibilizaría el acceso de los OGM en poco tiempo más.
El cierre estuvo a carago del ministro de economía Roberto Lavagna quien destacó el crecimiento económico argentino en los últimos dos años y la necesidad de avanzar en las negociaciones multilaterales hacia un comercio agrícola con menos distorsiones, que permita que países como la Argentina puedan tener un mejor acceso a los principales mercados.
Por Carmela Obligado
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