Pese a los pronósticos iniciales, lógicos para el clima de mediados de 2023, el trigo de la campaña que está a pasos de finalizar mejoró su performance productiva, notoriamente.
En relación al año pasado y en este contexto ya comienzan a conocerse casos en donde los rendimientos se dispararon a niveles récord.
Si bien siempre el sudeste bonaerense es el epicentro de estas noticias, en esta ocasión las novedades llegaron desde la localidad de San Antonio de Areco. En un lote de 45 hectáreas, se alcanzó un promedio de 93 qq/ha, con picos de hasta 120 qq/ha a partir del uso de Baguette 620, de Nidera.
Miguel Guerrico es ingeniero agrónomo y asesora campos en esa región. Uno de sus clientes es la firma Río Areco, una empresa que pertenece al movimiento CREA y este año sembró más de 900 hectáreas de trigo y llegó a este nivel de rindes por demás destacable.
El profesional explicó que es la tercera campaña que siembran ese material. Fuera de esos rindes en las 45 hectáreas mencionadas, en el resto de la superficie se llegó a 78 qq/ha. “Fue una campaña muy buena, pero éstos resultados nos sorprendieron”, aclara.
EL ABC DE LOS GRANDES RINDES
Al momento de explicar este nivel de productividad, Guerrico enumeró variables como el ambiente, la fecha de siembra, el manejo sanitario y el potencial de la variedad. “Como variedad de ciclo intermedio, al Baguette 620 nos gusta posicionarlo en la primera semana de junio o los últimos días de mayo, a partir del 29″, detalló.
El asesor explicó que realizan un manejo de densidad de siembra tradicional y en el caso del trigo, cada tres reponen fósforo y azufre.
“En la zona empezamos a ver deficiencias de zinc, así que hacemos aportes foliares en macollaje. Y por la seca del año pasado había niveles de nitrógeno en el suelo bastante elevados, así que no fue un año de mucha fertilización nitrogenada. Nosotros siempre apuntamos a suplir todas las necesidades de nitrógeno como para 7.000 kilos de trigo”, precisó.
Con respecto al manejo sanitario, se realiza un seguimiendo diario del cultivo. Para esta campaña, hicieron dos aplicaciones de fungicidas, una a fines de agosto y otra en hoja bandera expandida, a finales de septiembre.
EL CLIMA MARCÓ LA GRAN DIFERENCIA
Para el asesor, una de las variables que permitió hacer la gran diferencia fue el clima. En esta región, la primavera fue fresca y a diferencia de otros años, comenzaron a cosechas unos días más tarde, a partir del 5 de diciembre.
De este modo, se extendieron los ciclos y los granos pudieron continuar con su llenado, al no sufrir golpes de calor ni altas temperaturas durante noviembre”. Además, las lluvias acompañaron durante casi todo el ciclo y el dato a tener en cuenta es que pese al alto rinde, el cereal presentó buenos niveles de proteína.
Guerrico insistió en que no habían visto estos niveles de rendimiento en trigo. “Ha habido un salto tecnológico con estas variedades que se traduce en altos potenciales de rinde. Y estos potenciales se manifiestan cuando al manejo se le suma que el año acompañó con agua y temperaturas adecuadas durante el período crítico”, concluyó.