La muy publicitada expropiación de YPF por parte del Gobierno argentino no sólo genera una gran incertidumbre hacia nuestra economía y nos aísla en el mapa mundial, temas de los que ya se habló largamente en los medios de comunicación. Esta arbitraria decisión también se cobrará sus víctimas entre los productores, los eternos pagadores de la fiesta kirchnerista.
Veamos por ejemplo, que consecuencias puede tener en materia de exportaciones agropecuarias el sonado y poco oportuno portazo a España (y a sus aliados europeos). Una de las víctimas principales de esta decisión será el limón, una de las economías regionales más prosperas y desarrolladas del interior del país, que en 2010 generó, sólo para Tucumán, 1077 millones de dólares en exportaciones.
Todos los que vivimos en Tucumán sabemos que el principal mercado del cítrico, hasta que se reabran las exportaciones a EE.UU., es la Unión Europea, que se lleva el 60% de nuestras ventas externas. Y es muy probable que cuando los países de ese bloque anuncien sanciones comerciales a la Argentina por la expropiación hecha a una de las empresas más importantes de España, el mercado del limón sea uno de los blancos de dichas sanciones. Así, por una decisión no consultada y totalmente irracional del Poder Ejecutivo, la economía tucumana podría sufrir un golpe muy fuerte.
Dejando de lado las exportaciones, pensemos en los combustibles que usa el campo. Todos los productores sabemos de memoria el precio que pagamos por estos ocho años de políticas energéticas erradas. Desde hace años, conseguir gasoil en medio de la cosecha se ha vuelto una misión dificilísima, y muchas veces las labores se atrasan por la falta del combustible. Y cuando se consigue, se paga a precios superiores a los que supuestamente debería pagarse. En este contexto de provisión de gasoil ya complicado de por si, tener un Gobierno que siempre consideró a los productores como sus enemigos no parece ser la vía más racional para garantizarse el combustible necesario para la producción a futuro.
Otro tema preocupante es el de la urea granulada, cuyo mayor productor nacional es Profertil, una empresa con el 50% de las acciones en manos de la expropiada YPF. Sinceramente, no imagino a nuestro viceministro de Economía e interventor en la petrolera, Axel Kicillof, de conocidas simpatías marxistas, considerando a la producción de urea como lo que es, un recurso vital para el desarrollo del campo argentino.
Con las exportaciones agropecuarias amenazadas por las posibles sanciones de Europa y el abastecimiento de gasoil y de urea en manos de un grupo de funcionarios que no considera exactamente al desarrollo del campo una prioridad, a decir verdad no puedo sino vislumbrar una nueva serie de perjuicios económicos para los ya maltratados bolsillos de los productores argentinos a partir de la decisión de expropiar YPF.
Por Juan Casañas, Diputado Nacional UCR y productor rural.