El analista de mercados Enrique Erize se presentó en la 1° Agrojornada del año, realizada en el Dino Mall de Córdoba Capital. Ex director del Banco Nación, el economista hizo significativas declaraciones referidas al comercio exterior y a las oportunidades que tiene la Argentina como país productor de alimentos.
“Si bien el campo se encuentra en uno de sus mejores momentos, no lo está aprovechando (…) Estamos complicados si no aprendemos a tener estrategias comerciales flexibles, ante un escenario de incertidumbre en el mercado de granos”, puntualizó.
En relación al escenario maicero, Erize afirmó que la Argentina “puede llegar a ser nuevamente un país líder, pero no exportando a granel”. En ese sentido, planteó que el desafío reside en transformar el grano en carne y etanol.
“No se pueden bajar las retenciones a la soja, si no se hace competitivo al maíz. Tenemos que producir con mayor valor agregado y darle manija a la industria. Estados Unidos convierte el 40% de su maíz en etanol y fue el mismo Congreso que lo decidió, no el mercado (…) Hay que copiar lo bueno de los países con los que competimos”, sostuvo.
Por otro lado, hizo especial hincapié en la comercialización del maíz tardío. “El maíz tardío es un golazo agronómico, pero es un penal desde el punto de vista comercial”, advirtió.
Según expresó el analista de mercados, la Argentina es “imbatible” en lo que respecta a la plaza sojera. De hecho, nuestro país se convirtió en el tercer productor mundial de la leguminosa y en el principal exportador de harina de soja.
“El 66% de la soja que se consume en el mundo es importada. Todos la piden y somos tres los países que la producimos: Estados Unidos, Brasil y nosotros”, señaló. No obstante, Erize llamó a transformar la harina de soja en carne, tal como viene haciendo Estados Unidos. “En EEUU, las fábricas de soja no se encuentran en los puertos, sino en las zonas de producción”, enfatizó.
“En el caso del trigo, el Gobierno tiene que salir a marcar la cancha. Como país, perdimos espacio en el mercado mundial y fama de buen proveedor. A causa de los sucesivos gobiernos y políticas, dejamos de ser confiables. Incluso, perdimos calidad”, admitió el economista sin vueltas.
Asimismo, adujo que se vislumbran nuevas oportunidades solo si el Estado efectiviza medidas de fomento. “En la actualidad, la Argentina representa sólo el 2% de la producción mundial. ¿Qué tenemos que hacer? El trigo no se vende solo, sino a través de políticas activas de la agroindustria (…) Un tercio de la demanda de trigo está en el sudeste asiático. Hacia allí debemos apuntar”, dijo a modo de conclusión.