Ferraro expuso que el Banco Bisel pertenece al Banco de la Nación argentina, el que junto con la Secretaría de Medio Ambiente de la nación, “está generando, de alguna manera, un fondo argentino del carbono para hacer frente a los enormes fondos compradores que hay”.
En este sentido, el presidente del banco confirmó a Infocampo TV que están trabajando en un proyecto “para la captación de bonos de carbono”.
Así, explicó que “en el mundo actual le están dando valor a la reducción de dióxido de carbono; esto es, al uso de tecnologías más limpias en reemplazo de, por ejemplo, las que queman combustible fósil o gasoil”
Ferraro destacó que “nuestro banco, que es básicamete del Gran Rosario, una zona eminentemente agrícola, está incursionando en la idea de financiar proyectos que tiendan a cambiar este tipo de tecnologías: reemplazar el gasoil por biodiesel, reemplazar energía térmica por eólica o el uso del rastrojo de la soja para generar energía eléctrica, entre otras cosas”.
El presidente de Bisel resaltó que este tipo de proyectos generan reducciones de dióxido de carbono y, sostuvo que “en el mundo, sobre todo en las naciones europeas (o incluso Japón), existe un enorme interés por el tema”, para agregar que “muchas prefinancian este tipo de proyectos, sobre todo después de la ratificación de Kyoto”.
Ferraro explicó que el banco reconoce los títulos generados por cada proyecto y señaló que “son certificados de reducción del carbono”.
De este modo, manifestó que “una vez que uno llevó adelante el proyecto, lo reconocemos como moneda de pago del crédito”.
El presidente del banco argumentó que si hoy se saca una línea de crédito tradicional en cualquier banco, debe ser devuelta en pesos o en dólares mientras que, en este tipo de proyectos, se puede devolver el dinero a través de los títulos, “que no tienen valor, sino se lo formatea de acuerdo a lo que estipula Kyoto, pero que, si uno sigue el procedimiento, y llega a obtener estos títulos, puede pagar el crédito con ellos”.
Ferraro fue más allá y destacó que “nosotros estamos manejando líneas en las que precompramos este tipo de proyectos, con lo cual se financia ya la ejecución del proyecto con este tipo de títulos”.
El empresario señaló que “hay más de u$s 3 mil M en el mundo buscando comprar este tipo de títulos”, para agregar que “nosotros, como parte del Banco de la Nación y, al mismo tiempo, por ser nuestra clientela, nos iniciamos en el proyecto”.
Así, destacó la presencia del banco en 7 provincias : Santa Fe, Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones, Chaco , Mendoza, Córdoba y sostuvo que “somos el segundo banco en Misiones, donde ahí los aserraderos, a través del uso del chip de la madera para generar energía, constituye otro de los proyectos que se llaman de desarrollo limpio”.
Ferraro expuso asimismo que, a través de sus 17 sucursales, el banco tiene fundamentalmente un target “vinculado al sector primario, que es el blanco de este tipo de negocios”.
En cuanto a otros proyectos que podrían presentarse para acceder a los títulos y luego al crédito distinguió “criaderos de porcinos, o cualquier tipo de cría de animales y también el uso de tecnologías para extraer el metano que genera la descomposición del estiércol”.
Ferraro señaló al respecto que “eso genera enorme cantidad de créditos porque el metano es uno de los gases más contaminantes, y de los que más contribuyen al llamado efecto invernadero”.
El empresario agregó que “todo tipo de vertedero de residuos también genera su descomposición metano” y, distinguió otras posibilidades como “todo lo que implique la utilización de la llamada biomasa que, a través de su combustión, puede generar energía técnica: el uso de la cáscara de arroz, bagazo de la caña de azúcar y rastrojo de la soja, que reemplaza la energía generada por una usina que quema gasoil”.
También distinguió al biosidesel, y su uso para mezclarlo con el gasoil, “ya sea para generar energía o para el uso de la cosecha”.
Finalmente, Ferraro destacó que “todos estos proyectos, en los que se trata de reemplazar estas tecnologías llamadas sucias, o que generan gases que contribuyen al efecto invernadero, son blancos de este tipo de programas”.
Verónica Scornik
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