El algodón es el cultivo extensivo que más subsidios recibe en el mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, la ayuda alcanza a U$S 3.000 M anuales. Mientras eso ocurre, en nuestro país no contamos con una estrategia. Y esto significa retrocesos permanentes. En el año 1996, Brasil era el cuarto importador mundial. Y la Argentina el cuarto exportador. En el 2003 tuvimos que importar algodón de Brasil. ¿La explicación? Un cóctel de subsidios a la cadena textil y retenciones a la producción en nuestro país. Después de muchos años en el quehacer empresario (más de 35) y de actividad dirigencial (25 años), una y otra vez me topo con la visión del “país chiquito” para resolver nuestros problemas: sembrar poco y que valga mucho. No es una estrategia con poca visión de futuro. El crecimiento, ya se sabe, es exclusivamente con inversión. No entiendo el enfoque “pobrista” de la economía. El mundo cambia y avanza constantemente y la informática es una realidad irreversible. De no adaptarnos a dicha realidad quedaremos fuera del mundo. No hay que olvidar que la producción actual de la Argentina significa el medio por ciento del algodón transable del mundo. No somos hacedores de precios ni de mercado, casi el 90% de la producción del textil se produce en el Hemisferio Norte. El algodonero es un sector que en la Argentina se puede sembrar en 11 provincias (casi la mitad del país), en donde operan más de 40 comerciantes internacionales, 50 hilanderías y más de 100 vendedores. Esto habla a las claras de la transparencia de dicho mercado que se desarrolla en libertad y libre competencia. Exportamos a más de 50 países y somos reconocidos como de uno de los mejores algodones de calidad intermedia. El algodón no posee productores cautivos ya que son los mismos que pueden cultivar el textil, soja, girasol, etc. Argentina tiene uno de los menores costos de producción del mundo pero a pesar de eso no puede luchar sola contra los subsidios.
Ernesto Bolton |Especial para Infocampo
Presidente de la Cámara Algodonera Argentina
