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El agro se potencia con el fideicomiso

Pese a las crisis recurrentes, el agro sigue invirtiendo en el país y logrando año tras año récords de producción, aún conviviendo con...

Profesor de la Universidad del CEMA y presidente de la AAFyFID

Pese a las crisis recurrentes, el agro sigue invirtiendo en el país y logrando año tras año récords de producción, aun conviviendo con inundaciones, sequías, falta de políticas estratégicas y la obsoleta infraestructura de rutas, fletes y puertos. Así, vale pronosticar para el 2025 que la producción de carne alcance las 4 millones de toneladas con un saldo exportable mayor al 30 %.

Para lograrlo, es imprescindible el trabajo conjunto de toda la cadena y el Gobierno para generar un ecosistema estable sobre cinco pilares clave: mayor eficiencia productiva; transparencia en la cadena; amplio financiamiento, reforma tributaria y nuevos mercados. Parece posible pero el problema es que seguimos padeciendo inflación e incertidumbre política a lo que se agrega el alea de los precios internacionales.

A pesar de esto, lo que crece inexorablemente es el uso del fideicomiso el cual correctamente aplicado, permite apalancar todas las áreas de la economía como infraestructura, construcción, turismo, minería, agro, forestación, ganadería, etc.

Así, el fideicomiso se ha convertido justificadamente en el vehículo más eficiente para desarrollar los negocios productivos, fortaleciendo la rentabilidad con menor riesgo para los inversores. Además, post devaluación, las inversiones de un fideicomiso agro se potencializaron a través de una inversión directa, específica y transparente. Obviamente, esto dependerá de la calidad del negocio planificado y la idoneidad profesional de quienes lo lideren.

Las razones por las que el fideicomiso es la estrella para conducir inversiones a la economía real son:

  • Incorporado al Código Civil y Comercial, manteniendo las ventajas de agilidad, seguridad y transparencia para las inversiones participativas,
  • Promueve reunir capitales para ser invertidos directamente en la producción,
  • El nuevo patrimonio es de aplicación específica y está aislado jurídicamente,
  • Los bienes fideicomitidos están protegidos de los acreedores de los participantes, estando limitado el riesgo a esos bienes,
  • Facilita transferir la participación a terceros,
  • Ante la insuficiencia patrimonial se aplican las normas contractuales y/o judiciales,
  • Ante conflictos graves, el fiduciario idóneo y experimentado, puede ser muy ágil para buscar soluciones, siempre dentro del marco del contrato,
  • Promueve el Gobierno Corporativo con una administración profesional, un propietario ajeno a los intereses particulares y una gestión transparente que controla y rinde cuentas.

Si hablamos de inversiones estratégicas sabemos que los negocios, además del fideicomiso, necesitan del trabajo oportuno, profesional e interdisciplinario para capitalizar los procesos económicos. Por eso es importante superar la etapa coyuntural de parálisis y los desequilibrios del sector para invertir en proyectos estructurados con fideicomisos, sabiendo que el diseño y puesta en marcha es un proceso de tiempo acotado pero que bien planificado, permite explotar las oportunidades.

Para ello y dentro de una visión de faros largos, es estratégico aprovechar el aumento de la demanda mundial de proteínas lo que exige, mayores rodeos productores de carne, sustentabilidad y recuperación de las superficies sub explotadas o abandonadas por la agricultura, así como la incorporación de nuevas áreas como las tierras fiscales. Ante esto, no cabe otra alternativa que promover un salto cuanti y cualitativo, y el fideicomiso es el aliado clave para lograrlo. Pero hay que poner mayor atención en los medianos y pequeños productores que son los que forman el esqueleto social, y darle mayor desarrollo a las cadenas productivas de las economías regionales. También se necesita el apoyo del Estado a través de infraestructura y transporte donde, nuevamente, aparecen las bondades del fideicomiso para fortalecer el rol del Estado asegurando la concreción de las obras.

No hay duda que Argentina volverá a ser un jugador clave en el agro internacional una vez ordenado y superada la crisis, pero también desactivando las restricciones comerciales de origen regulatorio y sanitario. Así, paulatinamente, se irá fortaleciendo el comercio y abriendo mercados donde debemos tener preponderancia sea por volumen y/o valor agregado.

Completando este diagnóstico de impacto social, desde hace años y producto de una agricultura que pagaba altos valores por el alquiler de la tierra, los productores que no disponían de escala ni de capital de trabajo, fueron dejando la actividad, vendiendo sus rodeos y maquinarias para dedicarse a “vivir de renta y sin el riesgo productivo empresarial”.

Esto hizo no solo que sus suelos se degradaran, sino que los inactivó ya que dejaron de tener incentivos para la capacitación y el crecimiento. Entonces se generó un retroceso evidenciado por la crisis económica local e internacional, donde los fondos se retiraron y muchos campos quedaron improductivos, con propietarios descapitalizados, rodeos diezmados y ofertas de alquiler. Por lo tanto hay una crisis a liderar por el Estado donde el fideicomiso es el único vehículo que bien estructurado, puede lograr la participación inteligente de la iniciativa privada con los capitales de riesgo, el apoyo de la tecnología y el conocimiento académico en conjunto con la planificación gubernamental. 

Finalmente y para poder aspirar responsablemente a cumplir estas metas, debemos generar las condiciones internas productivas y desarrollar programas exportadores sostenidos en el tiempo, integrando a los productores y a la agroindustria, poniendo todo el esfuerzo en lograr volumen sostenible de productos y nichos de valor agregado. En esto, el Estado tiene un rol principal sentando reglas de juego, aportando la infraestructura para poder producir, mover y comerciar mucho más, y fomentado junto a los privados, la organización de proyectos y programas estructurados bajo fideicomisos que financien las inversiones y reúnan al capital público y privado, convocados por el mejor diseño de los proyectos. Así se logrará el desarrollo de todo el sector, con alta fidelización de empresarios e inversores en las distintas cadenas, integrando la producción, el conocimiento y la industria con las modernas herramientas del Mercado de Capitales.

Francisco Ma Pertierra Cánepa es profesor de la Universidad del CEMA y presidente de la AAFyFID.

Las opiniones expresadas son personales del autor y no necesariamente representan la opinión de la UCEMA.

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