En un congreso regional de la soja, no podía faltar, como parte del análisis, el agregado de valor. En este sentido, Bunge, una de las compañías líderes de “crushing” regional, hizo pie en el simposio.
“Mercosoja es una mirada muy importante, integral, en la que se discute toda la cadena de la soja, desde la productividad, pasando por la comercialización y hasta el agregado de valor. Esto permite pensar sobre el negocio exportador de la Argentina de los últimos treinta años”, comenta Jorge Bassi, gerente de marketing de Bunge a Infocampo.
En este sentido, uno de los desafíos de este negocio que lleva tres décadas de consolidación es superar el estancamiento de la que sufrió de la productividad. “Trigo y maíz logaron una mejora de la producción por hectárea pero, en el caso de la soja, esa mejora no se vio. Además, la oleaginosa está afectada por un aumento de los costos en los últimos años, dada por la problemática de malezas y enfermedades”, señala el gerente de la compañía.
Como parte del estancamiento, no ingresó la adopción del fertilizante como elemento decisivo para el aumento de los rendimientos. “La nutrición del cultivo está detenida desde la campaña 2002/03, en el que la producción hizo una base, a partir del uso de fertilizantes arrancadores. Sin embargo, nunca se tomó en serio la importancia de aplicar fertilizantes para conseguir altos rendimientos con la aplicación de fertilizantes”.
En lo que tiene que ver con la calidad de la soja, Bassi menciona la importancia de conseguir granos de soja de mayor calidad, con más contenido de proteína, una asignatura pendiente en la Argentina. “En este sentido, hay que dar una vuelta de tuerca a variedades y nutrición para conseguir ese aumento de calidad en la Argentina”.
