En el marco de las demandas sociales por una producción con mayor sustentabilidad, la huella de carbono no es la única en la que se posa el foco: también está la huella hídrica.
La mirada apunta en este caso en el uso del agua dulce, un recurso escaso en muchas zonas del planeta, y por eso su utilización de manera eficiente se torna una premisa a la hora de dirigirla a otros destinos que no sea el consumo humano: por ejemplo, el regado de cultivos.
En ese camino se posiciona la firma Valley, líder en el mercado de equipos de riego, que en el último Congreso Internacional de Maíz estuvo presentando los beneficios productivos y económicos que genera la utilización de pivotes.
Experiencia en Catamarca: el riego por pivot también ayuda a reducir la huella de carbono
“Nuestra propuesta es un uso eficiente y a conciencia del agua: utilizar los pivotes de riego para que no tiren agua, sino que rieguen. Significa además una estrategia productiva que colabora con lograr el máximo rendimiento de los cultivos: implica regar cuando realmente lo necesitan y en las etapas de desarrollo ideales para que exploten en productividad”, indicó a Infocampo Paula Gramulla, gerente Comercial de Territorio de Valley.
EL RIEGO NO SOLO COMO NECESIDAD
En este marco, Gramulla también hizo foco en la oportunidad de crecimiento productivo que significa el uso de equipos de riego no solo en aquellas zonas áridas o semiáridas, donde funciona como una suerte de sustituto de las lluvias que no ocurren de manera asidua, sino en regiones donde sí suceden precipitaciones de manera frecuente, pero en las que se puede lograr un mayor salto de productividad.
“Son paradigmas que hay que intentar cambiar: no solo pensar el riego como necesidad en aquellos lugares donde sin riego no se puede producir, sino en zonas donde los aportes pluviométricos son buenos. Porque el riego permite aumentar la productividad”, remarcó Gramulla.
Como ejemplo, mencionó que lugares donde se hace un solo cultivo por año, generalmente en verano, se pueden hacer dos; o también ajustando fechas de siembra y planteos, se pueden lograr dos cosechas de maíz en una sola temporada estival.
De todos modos, insistió en que el foco central debe ser la eficiencia. “Uno puede regar o tirar agua, y no es lo mismo: si queremos un aumento de productividad y explorar los máximos rendimientos, en la planificación estratégica agronómica hay que incluir regar cuando realmente se necesita, que es precisamente lo que permiten las tecnologías de Valley”, completó la representante de la compañía.
