Tras contener los brotes del coronavirus con éxito en el 2020, hoy Tailandia, junto a otros países del sudeste asiático, están atravesando su peor momento desde que arrancó la pandemia, con un aumento rápido en el número de casos y muertes, impulsado por la variante Delta altamente contagiosa.
En este marco, las políticas de Estado han vuelto a imponer confinamientos, cerrando fábricas en centros de fabricación cruciales y restringiendo el movimiento de ciudadanos que ya sienten los efectos del virus en la economía.
Tal es el caso de las dos cooperativas de taxis más importantes de Tailandia, que sufrió la baja de más de 2.500 autos, que hoy se encuentran sin funcionar, parados y en desuso alrededor de la ciudad, quedando con tan solo 500 autos circulando por las calles de Bangkok.
Según las cooperativas Ratchapruk y Bovorn Taxi, una gran parte de sus trabajadores devolvieron su vehículos por miedo a los contagios y se volvieron a sus hogares en zonas rurales a forma de resguardo.
Sin embargo, los propietarios han optado por dar un giro ecológico, y les han permitido a sus trabajadores convertir los taxis abandonas en huertas comunitarias, dejando una postal que recorre el mundo.
Así, los taxistas, que se encuentran entre los trabajadores subcontratados más afectados por la pérdida de trabajos durante la pandemia en Tailandia, cultivan verduras y alimentos en la parte superior de los taxis.
Aunque la disposición no ofrece una fuente de ingresos alternativa, fuentes oficiales señalan que el personal de las cooperativas, a quienes se les pidió que aceptaran recortes salariales, se turnan para cuidar las “taxi huertas“.
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