Alejandro Henry perdió 58 de las 89 vacas que tenía en su tambo en la zona de Casupá, en el centro sur de Uruguay.
Es que una noche, en el campo, los animales abrieron una portera, ingresaron al tambo e ingirieron una cantidad excesiva de granos molidos de cebada que se utilizan como suplemento. Eso les provocó una acidosis que desembocó en úlceras fatales.
Según contó Henry al diario uruguayo El Observador, lo peor es que la mayoría estaban preñadas y esperaban parir en la primavera de este año.
El accidente ocurrió en un contexto complicado para el productor: tal como sucede en Argentina, el país vecino también sufrió la sequía y justo esa zona está en emergencia agropecuaria.
Cada vaca estaba valuada en US$ 1.000, y Henry alcanzaba una producción diaria promedio de 15 a 18 litros de leche por ejemplar.
Salir adelante
Pero el drama encontró la salida: sus vecinos, productores y socios de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL) decidieron ayudarlo y ya le prestaron 27 vacas, principalmente de la raza Holando.
Henry contó que en los próximos días recibirá más animales gracias a la difusión que tuvo el caso. Además, Conaprole se ofreció a darle planes, hubo donaciones bancarias y grandes gestos de solidaridad.
Mientras tanto, las 31 vacas que se salvaron se recuperan de las consecuencias de la ingesta.
“Mucha gente se solidarizó, Proleco, hasta la gente de Central Lanera Uruguaya que yo les mando corderos, los vecinos, uno me presta ahora 15 vacas para que pueda ordeñar y otro quedó en mandarme siete más… No tengo más que palabras de agradecimiento para el respaldo, estoy asombrado para bien de tanta solidaridad”, expresó el productor en declaraciones a El Observador.