El mercado transmite una especie de ansiedad provocada por la espera del USDA el próximo lunes.
Parece que entre las grandes expectativas de producción y la gran demanda esperada, el rango de precios podría ser bastante amplio hasta la cosecha.
El clima continúa fabuloso y se favorece el llenado de granos, en varias zonas las lluvias podrían impedir las labores de cosecha, pero esto no se ve como una amenaza en el corto plazo. Por lo tanto, la idea de más de 175 BPA y 50 BPA de rendimiento en maíz y soja respectivamente ya no parecen una locura.
Volviendo a la demanda, el ritmo de exportación de soja podría conducir a una revisión a la baja de los stocks finales de soja de la campaña que culmina, pudiendo presionar este número a cerca de 200 millones de busheles, desde los 255. Y con este inicio de la campaña en curso, por más que estemos hablando de rendimientos de 48.9 BPA con la nómina de todos los ítems de demanda, la hoja de balance de soja no estaría tan holgada para la 2016/17. Al menos no en USA, luego el resto de los países definirá el 60% restante.
En cambio, el maíz parece jugar otra suerte, y lejos de ver un recorte en las existencias, parece que estas serían aún mayores y eso se terminará de definir en el reporte de stocks trimestrales de fin de mes.
Por su parte, CONAB recorta nuevamente la producción final de maíz de Brasil, dejándola en 67 millones de toneladas, 1.5 millones menos que el mes pasado. Esto lleva como consecuencia una baja en las exportaciones, de los 32 millones de maíz que Brasil exportó el año pasado, este año se lograrían alrededor de 15-16 millones. Es curioso observar que más allá de septiembre no hay ofertas FOB de maíz Brasilero, y la caída en los precios internacionales ha tenido nulo impacto en este país, que mantiene los precios internos de maíz 40% más caros que el año pasado.
Nuevamente el ambiente incierto nos invade y donde reina la incertidumbre, las oportunidades se hacen grandes pero menos evidentes.
Por Celina Mesquida, gentileza AgroEducación