“La situación de la influenza aviar en el mundo es cada vez más compleja, por eso acompañamos la actividad avícola con recomendaciones de cómo prevenirla para cuidar el estatus sanitario de la Argentina”, sostuvo el presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Jorge Dillon, en el Seminario Internacional de Influenza Aviar. El evento fue organizado por la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) y el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Las actividades estuvieron centradas en la capacitación y en el desarrollo de herramientas de prevención para cuidar el estatus sanitario de la Argentina, con paneles dictados por las autoridades sanitarias y por profesionales de prestigio internacional invitados especialmente para las jornadas.
Por su parte el presidente de CAPIA, Javier Prida, sostuvo que “fue clave contar con el acompañamiento del Senasa y con el compromiso pleno de las empresas del sector, ya que la capacitación y actualización de nuestros profesionales es lo que permitirá cuidar nuestro estatus sanitario y darle mayor valor agregado a toda la cadena avícola en su conjunto”.
A su turno, la directora de Programación Sanitaria del Senasa, Cora Espinoza, explicó que “la influenza aviar se difundió ampliamente en todo el mundo, en Europa, América del Norte, Medio Oriente y Asia. Sudamérica es un continente poco afectado, con solo dos focos en Chile”. Y advirtió: “Argentina mantiene el estatus de libre (de la enfermedad) pero se prepara para el posible ingreso de la enfermedad”.
Espinoza, una de las panelistas destacadas, detalló el plan de contingencia del Senasa, convocó a los actores de la cadena avícola argentina a prepararse ante esta situación a nivel mundial, y remarcó la necesidad de que el productor se comprometa en este aspecto.
Durante el seminario aseguro que “los factores que retardan y complican la erradicación son la detección tardía, zona avícola de alta densidad de población, población avícola no industrial, factores ambientales, vientos y temperatura, imposibilidad para inmovilizar las aves o de controlar los movimientos, falta de recursos humanos y materiales, y de equipamiento para el sacrificio rápido, desconocimiento de la zona: lugares aptos para el enterramiento, destinos posibles de los cadáveres, rutas y caminos, retardo en las decisiones, situaciones no previstas y falta de coordinación y de comunicación entre el sector público y el privado”
“El Senasa ante esta situación de alerta refuerza el control de importaciones, compra de equipos de sacrificio y capacitación para su uso, amplía la capacidad y la red de laboratorios, y la del Programa de Vigilancia, acorde con la situación de riesgo”, destacó la funcionaria.
“Tenemos que prevenir, capacitar, difundir y hacer cumplir las obligaciones de cada uno en su lugar”, afirmó la profesional del Senasa y enumeró recomendaciones y sugerencias a seguir desde el Organismo si se detectara un caso:
-Programa de bioseguridad de aplicación previa a la ocurrencia de la enfermedad. Conjunto de medidas que deben ser adoptadas diariamente para prevenir en la granja la entrada y salida de gérmenes causantes de las enfermedades aviares.
-Seguro o fondo indemnizatorio (facilita la denuncia inmediata), contemplando las aves de traspatio.
-Sistema Nacional de Control de Movimientos.
-Plan de contingencia público y privado acorde con los lineamientos establecidos por el Servicio Sanitario Oficial y el Código de los Animales Terrestres de la OIE.
-Disposición de equipos de sacrificio del servicio veterinario y del productor avícola, sistema de gas o de espuma.
-Lugar para el enterramiento previsto por el productor.
-Existencia de compartimentos y/o zonificación.
-Disposiciones legales para autorizar el sacrificio en forma rápida.