Artículo publicado por la plataforma Agrocultura – El campo en tu vida
El Día de la Bandera se celebra este 20 de junio en honor al fallecimiento de Don Manuel Belgrano y la historia cuenta que fue un 27 de febrero de 1812 cuando el General enarboló por primera vez nuestra enseña nacional en un poblado llamado en ese entonces Capilla del Rosario, ciudad de Rosario en la actualidad.
Llevaba los mismos colores de la escarapela y fue confeccionada por María Carolina Echevarría y otras mujeres de la zona usando seda importada.
Poco podríamos saber de esta bandera si no fuera por los avances tecnológicos con los que cuentan en la Universidad Nacional de la Plata y CONICET que permitieron descubrir el color original y el tipo de tela usada.
Investigadores estudiaron la primera bandera que estaba escondida en una iglesia boliviana y que fue dejada ahí por Belgrano después de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma.
Así pudimos saber que el primer color usado fue azul índigo y no celeste como la actual, que estaba hecha de una especie de seda tafetán que se usaba en Europa en el siglo XIX y que dos de las tres franjas eran blancas con una azul índigo en el centro.
DÍA DE LA BANDERA: EL ALGODÓN, INSUMO CLAVE
Las telas para confeccionar banderas tienen características particulares: deben durar mucho tiempo a la intemperie sin alterar sus colores ni deteriorarse y deben ser ligeras para moverse fluidamente con el viento, pero resistentes para que este no las rompa.
Por eso, las más usadas son las telas de poliéster; siendo una de las preferidas la seda de poliéster, más conocida como seda de forro (esa que encontramos en el interior de sacos y tapados).
Su composición es una mezcla de poliéster y algodón, ese noble cultivo que nos viste y nos abriga con una flor hermosa y un capullo suave.
El algodón que flamea en nuestras banderas pertenece a la especie Gossypium hirsutum, la más cultivada en nuestro país y proviene de un cruzamiento que ocurrió hace más de un millón de años entre dos especies.
Mucho tiempo ha pasado de aquel cruzamiento original y, con los avances de la ciencia, los fitomejoradores (aquellas personas que se encargan de mejorar los cultivos) crearon nuevas variedades de algodón que resisten mejor al ataque de plagas y enfermedades, más productivas y con una calidad de fibra imbatible para que las telas duren más tiempo.