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Determinan la ruta del pastoreo trashumante

Investigadores establecen el movimiento de los crianceros en las veranadas e invernadas para aplicarlo a la planificación de la producción y mejorar las condiciones sociales.

infocampo

Investigadores de la FAUBA y del INTA determinaron cómo se mueven estacionalmente los pastores y sus majadas en un área montañosa de la Patagonia para analizar los impactos sociales y productivos de la metodología.

Los pastores trashumantes del norte de Neuquén realizan sus actividades en la montaña, con ambientes altos y bajos que suelen ser muy variables en cuanto a clima y productividad, subiendo y bajando estacionalmente en busca de áreas con buen forraje para sus animales. Según informó el sitio de divulgación científica Sobre la Tierra, una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) estableció por primera vez cómo se conectan entre sí todas las áreas que recorren estos pastores, haciendo explícita la estructura gráfica de la red.

“Desde hace tiempo teníamos la idea de que en la parte norte de Neuquén había ambientes conectados por los caminos de arreo de los pastores. Hoy, con nuestro trabajo pudimos llevar a un lenguaje visual la red de trashumancias, lo cual tiene un impacto comunicacional fuerte y nos permite mirar el sistema de una manera diferente. Es una herramienta útil para optimizar cuestiones de desarrollo territorial, para planificar obras de infraestructura o para conservar recursos naturales minimizando el impacto sobre los habitantes de la región”, dijo Marcos Easdale, doctorado en la Escuela para Graduados Alberto Soriano (FAUBA) e investigador de la EEA Bariloche del INTA.

El trabajo del científico, publicado en la revista científica Regional Environmental Change, muestra la conectividad que genera el movimiento de pastores y rebaños entre diferentes ecosistemas llamados invernadas y veranadas. “La red está formada por la unión de invernadas y veranadas. Las invernadas son campos bajos, áridos, con áreas de pastoreo definidas. Ahí, los animales permanecen entre abril y noviembre. Son lugares parecidos a sistemas sedentarios, donde se ubica la casa principal de la familia. Por su parte, las veranadas, son tierras altas y mucho más productivas, mayormente fiscales, de uso compartido. Los pastores arrean hasta allí sus cabras y ovejas en diciembre y regresan a las invernadas en marzo”, contó el investigador.

“Las invernadas y veranadas son los nodos de la red. Nuestro estudio reveló que no todos los nodos son iguales. Debido a la cantidad de conexiones con otros nodos (o sea, su grado de interconexión), hay que evitar que los llamados nodos clave se deterioren. Si eso sucede, el efecto en cascada a través de la red tendría consecuencias muy graves, tanto productivas como sociales. Por eso, esta técnica de análisis hace explícitos los potenciales conflictos con otras actividades como, por ejemplo, la forestación de veranadas, su privatización, o la construcción de rutas sobre los caminos por los que se arrea a los animales”, explicó Easdale.

De acuerdo a Easdale, el pastoralismo trashumante es una práctica muy antigua que se sigue realizando en la Argentina y en otras regiones áridas, semiáridas o montañosas del mundo como los Alpes, los Pirineos, Nepal, el Himalaya, Chile, Bolivia y Perú. “A diferencia del nomadismo, en el que los pastores se mueven alrededor de un gran ambiente llano siguiendo la producción de pasto, el sistema trashumante incluye siempre zonas llanas y de montaña, climática y geológicamente muy distintas. El pastoralismo trashumante es una adaptación social a esos sistemas con alta variabilidad espacial y temporal”, indicó en Sobre la Tierra.

“En Neuquén, esta forma de ganadería móvil es la actividad principal y la fuente de sustento para cientos de familias. Estos pastores se llaman a sí mismos crianceros. Por generaciones, ellos y sus familias han vivido y viven de la cría de cabras, ovejas y vacunos, moviéndose cíclicamente entre mesetas y zonas elevadas, con un patrón más o menos estable y predecible ya que se sabe qué familia va a cada lugar y por dónde. De todas maneras, antes, toda la familia se movía junta. Ahora es frecuente que las mujeres y los niños en edad escolar se queden en sus casas todo el año”, detalló el investigador.

“Si bien cada pastor mueve un único rebaño, los animales pueden pertenecer a distintos miembros de la familia. Por ejemplo, si el padre tiene un hijo mayor, debemos considerar que son dos unidades domésticas que viven de esa trashumancia. Por eso, el número real se acercaría a 2000-2500 unidades en toda la provincia”, aclaró.

Desde agosto de 2016, la Provincia de Neuquén cuenta con una nueva ley que garantiza el derecho de las familias trashumantes a transitar con su ganado por las huellas de arreo para trasladarse de ida y vuelta entre veranadas e invernadas.

“En el marco de la ley de trashumancia, nuestra metodología de análisis de redes es una alternativa muy buena para generar información clave. De hecho, el Gobierno de la Provincia nos pidió colaboración para armar una plataforma y una base de datos que integre el universo de familias trashumantes, sus datos y ubicación, la conectividad y los caminos de arreo. Por nuestra parte, en un futuro cercano podremos determinar los puntos críticos por donde pasan muchos pastores, identificar nodos sensibles, calcular bien las distancias reales que recorren los pastores y estimar pendientes que deben subir. Entre otras cosas, esto permitirá evaluar los mejores lugares para intervenir, mejorar condiciones socio-productivas y evitar conflictos”,dijo Easdale.

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