Según indicó Rodrigo Duarte desde “Argentina Investiga”, el estudio apunta a generar estrategias de biorremediación tendientes a intervenir y solucionar problemas ambientales.
Además, el impacto de este mecanismo es menor que si se utilizan procesos químicos ya que es un microorganismo nativo que permite que no afecte al resto de los organismos que están en ese ecosistema.
Tras el análisis de varias muestras tomadas en la región, investigadores de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) junto con el Conicet, lograron caracterizar un microorganismo con capacidad para degradar atrazina en aguas superficiales contaminadas hasta llegar a un compuesto no tóxico.
También, trabajaron para aumentar su eficiencia de biodegradación y poder reutilizarlo en otras aguas contaminadas.
Aseguran que la aparición surgió tras una línea de investigación que monitorea la presencia del herbicida en ríos, canales, arroyos y lagunas de la cuenca del Río Tercero.
Las pruebas de laboratorio convirtieron al microorganismo aislado, denominado Arthrobacter sp. AAC22, en un potencial candidato para la biorremediación de ambientes contaminados, que podría utilizarse con todos los herbicidas clorados de la familia de las s-triazinas.
En este marco, ensayaron como estrategia biotecnológica la encapsulación de la bacteria en una matriz polimérica fabricando perlas, lo que permitió la degradación completa del herbicida y protegió a las bacterias degradadoras de las condiciones ambientales adversas. Así, podría constituirse en una alternativa para emplearse en futuros sistemas en busca de remediar ambientes contaminados.
Romina Bachetti, docente investigadora del proyecto, comentó los orígenes del proyecto: “En mi tesis doctoral logramos el aislamiento de la bacteria de un arroyo de la región; ahora sabemos qué genes tiene, que son los responsables de que degrade la atrazina y conseguimos inmovilizarla en una matriz polimérica en escala de laboratorio, con la proyección de trabajar con biorreactores a escala pilotos”.
Por otra parte, la investigadora apuntó que para ingresar al espacio afectado, se evalúa “introducir la bacteria o extraer lo contaminado y trasladarlo a otro sistema donde esté la bacteria y devolverlo a su sitio una vez remediado”.
En la actualidad, existen sistemas desarrollados para aguas subterráneas que incorporan biofiltros en los ingresos de los tanques de las plantas potabilizadoras, donde el agua pasa por un tubo que contiene las bacterias y se va biodegradando, pero “son ensayos más relacionados con hidrocarburos”.