Dos especies de insectos no conocidas por la ciencia fueron descubiertas en Argentina. Y, para los científicos, es necesario estar atentos, porque son “parientes” cercanos de una conocida plaga de cultivos de flores y hortalizas, como los espárragos, la lechuga y el ajo, según publicó la Agencia CyTA del Instituto Leloir.
Las dos nuevas especies, que fueron detectadas en plantas cultivadas, malezas y autóctonas de la Provincia de Mendoza, pertenecen al orden de los tisanópteros: diminutos insectos que se conocen popularmente como trips. Son de cuerpo delgado y miden entre 1 y 2 milímetros.
“Se alimentan de plantas. Por el momento no son plaga, pero su estatus podría cambiar”, explicó a la Agencia CyTA-Leloir, uno de los autores del hallazgo, el ingeniero agrónomo Carlos Manuel de Borbón, investigador del Laboratorio de Entomología de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Mendoza.
Tal como se describe en la revista “Zootaxa”, los insectos descubiertos pertenecen al género Frankliniella, el mismo del trips de las flores o Frankliniella occidentalis: una plaga de cultivos hortícolas y plantas ornamentales que causa importantes pérdidas económicas en el mundo.
En este caso, las especies fueron bautizadas como Frankliniella juancarlosi (en referencia a Juan Carlos, el padre fallecido de uno de los investigadores) y Frankliniella inesae, cuyo epíteto o segundo término alude a una persona del entorno de los investigadores y coincide con el nombre de otro de ellos, María Inés Zamar, entomóloga de la Universidad Nacional de Jujuy.
Para identificar a los insectos, los autores del estudio realizaron preparaciones microscópicas y estudiaron rasgos de su morfología como la posición relativa de pelos en una región de la cabeza, su longitud y la presencia de áreas glandulares.
“Distinguir entre especies plagas, que producen daño económico, y especies que hasta el momento no se han mostrado perjudiciales es fundamental porque puede definir si una planta es fuente de infestación o no”, señaló De Borbón.
El estudio se hizo con financiamiento del programa de becas y el Programa Nacional Frutales de INTA, finalizó la publicación de la Agencia Científica.