No todas las noticias de la ganadería argentina son malas, sino que por suerte también hay buenas para contar.
Es el caso de la Mesa Redonda Global para la Carne Vacuna Sostenible (GRSB) que recientemente se ha puesto un objetivo desafiante como pocos: “Reducir 30% el impacto ambiental de la producción ganadera para 2030“.
El nuevo objetivo tiene “el compromiso de avanzar y mejorar la cadena de valor, y reducir el impacto neto de la carne vacuna en el calentamiento global a nivel mundial“.
Desde la Mesa indicaron además que “la industria mundial de la carne vacuna tiene un papel clave que desempeñar para mitigar el cambio climático, y es a través de su red global de miembros, que se buscará reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora del uso de la tierra y el incremento de las prácticas de bienestar animal“.
Cabe destacar que la ganadería nacional, así como la mundial, capta mucho de ese carbono que se emite, dado que los sistemas de pasturas permiten absorber carbono, haciendo que la huella sea mucho menor.
La misión de la GRSB es garantizar que la carne vacuna mantenga una cadena de suministro global sostenible y solidifique su papel como parte de un sistema alimentario sostenible.
Ruaraidh Petre, director ejecutivo de GRSB, indicó que “el mundo depende de la carne vacuna y la industria depende de un mundo saludable para producirla. Es por eso que hay un impulso creciente en la industria para proteger y nutrir los recursos naturales de la tierra”.
Para cumplir con este objetivo, se delimitaron tres ejes centrales que son:
1- Clima: Reducir el impacto del calentamiento global en un camino hacia la neutralidad
climática.
2- Uso de la tierra: Garantizar que la cadena de valor de la carne vacuna sea un
contribuyente neto positivo a la naturaleza.
3- Salud y bienestar animal: proporcionar al ganado una buena calidad de vida.
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