Las pasturas son el alimento más económico para la producción ganadera y, según investigaciones recientes, ese costo puede llegar a ser más bajo cuando se realiza una adecuada fertilización. La explicación se encuentra en el crecimiento del volumen de pasto que se genera que, por la mayor oferta, se traduce en un menor costo por kilo de materia seca y en una mayor productividad para el establecimiento.
Una serie de ensayos realizados entre los años 2012 y 2016 sobre lotes de alfalfa de ocho sitios diferentes de las provincias de Córdoba y Santa Fe, en los que se comparó parcelas testigo con otras fertilizadas con una formulación que contenía nitrógeno, fósforo, potasio, boro, cobre, manganeso, molibdeno y zinc, arrojó un resultado promedio de 510 kilos superior de materia seca por hectárea, pasando de un rinde promedio de 2470 kilos en las parcelas testigo a 2980 en las fertilizadas.
Según Evelina Rolla, coordinadora de Marketing de Yara: “Está claro que la fertilización es una herramienta muy poderosa para incrementar la producción de raciones por hectárea. Y no solo se trata de cuanto producir, también es cuando, y me refiero específicamente al momento de corte de un recurso forrajero. La posibilidad de anticipar el corte, impacta directamente en el resultado del establecimiento”.
En este sentido cabe señalar que otros ensayos realizados en el Sudeste de Buenos Aires durante la campaña 2015 evaluaron la incidencia de los fertilizantes en la producción de lotes con Festuca y Ryegrass con resultados aún más impactantes. En ese caso se evaluaron parcelas testigo en relación con otras que recibieron una fertilización de 60 kilos y de 120 kilos con una formulación granulada que combinaba nitrógeno, calcio y magnesio. El resultado fue que el testigo rindió 5.600 kilos de materia seca, en tanto que las parcelas que habían recibido 60 kilos de fertilizante rindieron 9.520 kilos (+70%) y las que habían recibido una aplicación de 120 kilos de entregaron 12.280 kilos (+119%).
Y otro trabajo similar, realizado sobre parcelas de Festuca con Ryegrass y Trébol Blanco, mostró un rinde testigo de 4.240 kilos, en tanto que la parcela que recibió 60 kilos de fertilizante produjo 7.280 kilos (+71%) y la que recibió 120 kilos entregó 10.320 kilos (+143%) de materia seca.
Es interesante destacar que el efecto de la fertilización no se observó sólo sobre la cantidad de pasturas, sino también sobre la calidad. “Observamos una mayor cantidad de hojas, lo que representa una mejora en el contenido nutricional del forraje, ya que es allí donde se alojan nutrientes importantes y de alto valor como las proteínas”, aseguró Rolla.
Yara recomienda diferenciar la fertilización según el tipo de pastura. Así, por ejemplo, en el caso de pasturas consociadas debe ponerse una atención especial en el aporte de fósforo a la siembra para favorecer la presencia y persistencia de leguminosas, logrando indirectamente beneficiar también a las gramíneas por el aporte que las mismas realizan al sistema. Por lo tanto, estas pasturas expresan mejor su potencial cuando reciben formulaciones con un buen balance de fósforo, azufre y calcio.
Para verdeos, promociones de invierno y pastizales naturales, la sugerencia es promover el desarrollo radicular y el crecimiento a partir de una formulación variada, que incluya nitrógeno, fósforo, potasio, azufre y magnesio en aplicaciones uniformes balanceadas.
Finalmente, para refertilización y rejuvenecimiento de verdeos y pasturas –ya sean naturales o implantadas– debe apuntarse a una alta eficiencia en el uso del nitrógeno, idealmente a partir de productos que proporcionen el nitrógeno en forma de nitrato, debido a que esta fuente garantiza un rápido estímulo productivo, permitiendo anticipar el rebrote y la entrada al lote para pastoreo.