Según informó, Sobre La Tierra, en base a una investigación realizada por la FAUBA, el bienestar animal es una de las buenas prácticas que hacen a la productividad de los tambos, con una incidencia importante respecto de las tecnologías de punta y las instalaciones.
Luciana Martínez Luque, ingeniera agrónoma de la Universidad Nacional de Córdoba, llegó a la conclusión de que, más allá del nivel de tecnología o las instalaciones de los tambos, el bienestar animal determina gran parte de la productividad y calidad de la leche que llega a la industria.
Martínez Luque relevó diferentes indicadores del bienestar animal en siete tambos de la provincia de Córdoba durante la Especialidad en Producción Lechera en Sistemas Argentinos, que realizó en la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
“En la medida que el ambiente se vuelve desfavorable, el organismo del animal se tiene que adaptar. Este cambio implica respuestas fisiológicas que pueden llevar a causar estrés y pérdidas cuantificables en la producción, o incluso una caída inmunológica en el animal, que podría estar más propenso a sufrir infecciones”, explicó Martínez Luque al sitio de divulgación científica Sobre la Tierra. En ese marco, sostuvo que “el bienestar animal es una de las buenas prácticas pecuarias que hacen a la calidad de leche producida”.
“Con un buen trato se obtiene un buen resultado productivo”, afirmó Luque. En cambio, ante un mal trato los animales incluso podrían asociar las instalaciones con las experiencias negativas sufridas previamente, aun cuando el manejo mejora: “En un establecimiento observé que pese al buen trato de los operarios, los animales tenían mucho bosteo (el estrés genera defecación involuntaria) sobre las instalaciones y se golpeaban. El productor me contó que el operario anterior trataba muy mal a las vacas, entonces relacionaban esa instalación con el mal trato”.
“Muchas veces el productor en pos mejorar el sistema, toma decisiones desordenadas o hace una gran inversión en infraestructura cuando quizás hubiera tenido que trabajar en el manejo de los animales dividiendo los lotes, con un costo cero. Por eso este relevamiento es muy importante como herramienta de gestión para luego hacer una mejor planificación de las decisiones que se tomen en el establecimiento”, indicó.
La especialista dió un algunas recomendaciones para quienes se dedican a la actividad tambera.
-No se debe recurrir a gritos, silbidos o golpes. Mucho menos a picanas. Tampoco se recomienda el uso de erros, así como cualquier trato que ocasione lesiones.
“Uno de los puntos importantes es durante el arreo. Los animales deben venir a su paso y sin amontonarse. La vaca es un animal rutinario; por lo general le gusta repetir los horarios de ordeñe. De hecho tienen jerarquías sociales, por eso siempre entran a la sala en el mismo orden. Cuando uno modifica estas rutinas, el animal se estresa”.
“Otras cuestiones destacadas son los tiempos de espera y la superficie necesaria para los animales. A veces traerlos amontonados genera un estrés innecesario que se podría solucionar manejando diferentes lotes en distintos momentos”.
“Las prácticas para que los animales ingresen y se acomoden en los bretes deben ser las mínimas posibles”, dijo, y señaló que, en este sentido, otro indicador de tranquilidad en las instalaciones es el tiempo de flujo (tiempo en que tardan los bovinos en acomodarse en los bretes). “No se debe recurrir a gritos, silbidos o golpes. Mucho menos a picanas, que muchas veces se usan. El animal debe sentirse cómodo y seguro de entrar a la instalación. Tampoco recomendamos el uso de perros, así como cualquier trato que ocasione lesiones. Todo eso hace a la diferencia”.
Niveles de producción
Se destacó un tambo con deficiencias de infraestructura, pero que con un buen trato animal obtuvo el mejor nivel de producción, de 29,9 litros diarios por vaca.
En su trabajo, la investigadora detalló los niveles de producción obtenidos en los tambos, en relación a las instalaciones y al manejo. De este modo concluyó que si bien el tambo que presentó la mejor situación de bienestar animal obtuvo 27,5 litros de leche por vaca y por día (en un sistema pastoril con suplementación), otro tambo en donde se hubiera esperado que el nivel de producción fuera mayor por el tipo de sistema (encierre permanente y alimentación mezclada), la cantidad de leche obtenida fue similar (27,14 lts/VO/día). “En este último establecimiento se encontraron las peores condiciones de indicadores animales, justificando la falta de eficiencia en la alimentación”, advirtió la investigadora.
Otro caso a destacar es el de un tambo que presentó la mayor cantidad de ítems relevados como “malos” (principalmente por la infraestructura), pero por la mejor situación en relación a los indicadores animales mostró el mejor nivel de producción de los siete establecimientos (29,9 lts/vo/día).
Por último, la investigadora advirtió que si bien puede observarse una relación entre los niveles de producción de leche por tambo y su situación en relación al bienestar de los animales, para hacer una verdadera correlación es necesario realizar nuevos trabajos con un mayor número de casos, teniendo en cuenta que la producción de leche en un tambo es multifactorial.