A raíz de la proliferación de fondos de inversión en búsqueda de nuevos negocios, los pools de siembra surgieron en la década del â90 como una alternativa a la descapitalización del sector agropecuario; sin embargo, hacia fines de la década, la caída de las cotizaciones internacionales dejó a la mayoría de los pools en el camino.
Pero actualmente, este sistema resurge, y aparecen quienes lo critican. Sus detractores afirman que los pools adquieren los insumos directamente a las empresas productoras y contratan mano de obra foránea para las tareas agrícolas. Además, la comercialización se realiza con los exportadores, sin intervención de acopiadores ni transportistas locales, sostienen.
También señalan que el dinero obtenido con la explotación no se consume ni se reinvierte en el mercado local.
El 5 de agosto, los intendentes del sudeste bonaerense le presentaron un documento al ministro de Asuntos Agrarios, Raúl Rivara, reclamando medidas que restrinjan la actividad, y afirmando que esta modalidad de producción impacta negativamente en las economías regionales.
En este contexto Infocampo Debate habló de la problemática. Arturo Vierheller, ex subsecretario de Alimentación y Mercados de la Nación, dijo que la crítica viene de algunos políticos del sudeste de la provincia de Buenos Aires que están totalmente desacertados porque los pools son un solo participante de nuestro negocio agrícola a escala global; si ellos están preocupados por el empleo y por que queden recursos, que se ocupen por la ganadería que es la que genera mucho más empleo. No tiene sentido criticar a los pools porque no dan trabajo y que al mismo tiempo ese sector político castigue a la ganadería que sí da empleo.
Jorge Srodek, secretario de Carbap indicó que desde esa institución y desde CRA no están para nada en contra de los pools de siembra y destacó que gracias a este sistema muchos productores que hubieran tenido que vender el campo han podido arrendarlo, alquilarlo en condiciones muy favorables.
Por su parte, Jesús Leguiza, de la Fundación de Estudios para el Desarrollo Económico y Regional de la Argentina, destacó que âcon este sistema capitalista no peligra la propiedad de la tierra; al contrario, a los propietarios de campos les es más rentable arrendar las propiedades para obtener mejores ganancias, porque se distribuye la producción en distintas localizaciones y se disminuye el riesgo físico y de rendimientos, ya sea climático o rendimiento por calidad de sueloâ.
Sin embargo, Leguiza dijo que la presión de los alquileres llevó a una competencia desleal, ya que el contratista tradicional no puede competir contra un pool, si bien la renta en muchos casos, supera el margen bruto. Leguiza agregó que hay que ver el pool como un fenómeno, âhay una cuestión de optimización de las máquinas y falta de crédito que le ha hecho lugar a los pools y grandes contratistas. No es cuestión de que el productor ha sido descapitalizado; estamos en un país sin crédito; estas figuras aparecen como una consecuencia de una situación macroeconómica que en verdad el campo no manejaâ.
Como conclusión del debate, se indicó que hay que buscar un equilibrio, ya que el problema del pool es que no hay un tratamiento igualitario con el productor que quiere seguir trabajando su tierra, y hay determinadas ventajas impositivas que son determinantes. Además destacaron que por las políticas gubernamentales el que siempre resulta perjudicado es el pequeño y el mediano productor.
Soluciones
âEstá en manos del Estado solucionar la desventaja de carácter financiero desde el punto de vista impositivo con el productor agropecuario que hace sus propias labores, y que además se encarga de la comercializaciónâ, dijo Arturo Vierheller.
