Durante el mes de marzo el dolar volvió a escalar en su valor, de hecho en la última semana el tipo de cambio mayorista subió 1,56 pesos por dólar. Ávidos de una esperanza que ponga luz al final del camino, tanto funcionarios del Gobierno, conductores de tv, como economistas independientes recordaron que existe un sector llamado “campo” y pusieron el ojo sobre una de sus actividades: la cosecha gruesa. No fue para ver si lo que se está pagando por la leche cubre los costos de producción, si la planificación de la campaña 2018/19 sin retenciones dejará los mismos márgenes que con ellas, ni tampoco para cuantificar las hectáreas que el último evento climático destruyó. El ojo está puesto en el ritmo con que el sector vende los granos y las exportadoras liquidan los dolares.
El bastardeado campo, sin opciones, se convierte en el héroe del momento. Pagar la trilla, el canje de insumos, deudas viejas o la imposibilidad de financiarse con las tasas de interés actuales, entre otros compromisos, obligan al productor a vender en el pico de la oferta de granos y saciar esa necesidad de dólares que la economía argentina demanda constantemente. Pero ese respiro instantáneo puede ser el ahogo futuro.
El “campo”, si se acepta utilizar esa incorrecta definición, no sólo afronta las cargas inflacionarias y tributarias que soporta toda la sociedad, por ser exportador paga $3 o $4 por dólar vendido al exterior y por estar lejos del puerto paga los altísimos costos logísticos, que en casos extremos dejan establecimientos sin producir por no poder asumir el gasto de llevar los productos a las terminales de embarque.
No obstante esas contribuciones al fisco, en los últimos tiempos surgió la idea de que “el campo debería tener un gesto patriótico y vender su cosecha para que ingresen divisas”, un nuevo tributo que atañe al sector sólo por el hecho de ser “campo”.
¿Sabrán los defensores de esa idea que vender la cosecha toda junta sería absolutamente perjudicial para el ingreso de los productores y las arcas estatales?
Para entender la afirmación dentro de la pregunta, es necesario recurrir a algunas definiciones de economía:
Los Ingresos (I) se componen del producto entre la cantidad comercializada (Q) y su precio unitario (P):
I=P x Q
En este análisis :
- I= representa el ingreso producto de la venta de granos
- P= es el precio de los granos
- Q= son toneladas de granos producidas
Con Q ya definida, la única forma de seguir aumentando I, es a través de P. Pero si el sector hiciera caso y se convirtiera en “el Patriota”, el precio bajaría y en consecuencia también disminuirían los Ingresos, como pasa con cualquier producto estacional, cuando aparece en abundantes cantidades en el mercado.
Es por ello que pedirle al “campo” que venda su cosecha para satisfacer la demanda inmediata de dólares, es lo mismo que pedirle que la regale, o al menos que regale parte de su valor.
Pero si se mira más arriba y se extrapola el análisis a la oferta agregada de granos, pasando del nivel individual del productor al de toda la producción, I representaría el Ingreso de divisas que genera el sector agroindustrial (alrededor del 60%), Q serían los milllones de toneladas exportados y P el precio de los productos. De esta manera, puede deducirse que la venta, a un menor precio, no sólo sería a expensas de los ingresos del productor, si no que también traería importantes bajas en la cantidad de divisas totales que ingresen a la economía argentina.
Así, más tarde o más temprano, si el Ingreso Total de dólares es menor, sus cantidades ofrecidas en el mercado también lo serán, e inevitablemente su valor será más alto.
De nada servirá haber logrado un récord en Q si por vender a un bajo P se disminuye I. De nada servirá una cosecha récord si se vende toda junta.
