Faltan pocos días para que se cumpla un año desde que Rusia decidió invadir Ucrania y provocó un cataclismo geopolítico que tuvo implicancias en el mercado de granos: ambas naciones son claves en el comercio mundial de trigo, maíz y girasol, y por eso el conflicto repercutió en los valores de estos granos y también de la soja.
Durante el primer semestre de 2022, llegaron a tocar sus picos históricos de precios y eso generó grandes conflictos en muchas naciones que dependen de esta mercadería y vieron agravada su inflación interna.
Luego llegó la calma, cuando Rusia aceptó, en el marco de un acuerdo del que participaron Turquía y la ONU, permitir un “corredor seguro” para que los cereales salgan de Ucrania sin problemas.
AHORA SOBRAN
Ahora, la situación ha girado 180% y el problema es otro diametralmente opuesto: los cereales ucranianos están inundando países de Europa del Este, colindantes con Ucrania, y eso generó el rechazo de agricultores de esas naciones, que ven afectada su demanda y sus precios.
Según publicó la agencia de noticias Bloomberg, un grupo de países de la Unión Europea instó al bloque a actuar para ayudar a aliviar el exceso de oferta de cereales, ya que las importaciones baratas de Ucrania inundan los mercados de los países vecinos, reduciendo la demanda de productos locales y provocando protestas de los agricultores.
En concreto, la movida es llevada adelante por seis naciones de Europa del Este encabezadas por Polonia que pidieron medidas, incluida la compensación para los agricultores, en una reunión de ministros de agricultura realizada este lunes.
También solicitaron que se cierren las rutas de tránsito para que el grano y otros productos ucranianos puedan llegar a terceros países sin causar interrupciones en Europa.