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De la cebada hasta el vaso: ¿cuál es la huella de carbono de una lata de cerveza?

Investigadores argentinos desarrollaron un calculador de huella de carbono que mide todos los factores involucrados en el proceso de producción de una cerveza; desde la semilla de cebada y malta, su industrialización y hasta la elaboración del envase.

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La huella de carbono es un indicador ambiental que refleja la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que emite un individuo, una organización, evento o producto.

Para calcularla se recopilan los datos de consumos directos e indirectos de insumos materiales y energía, traducidos en emisiones de gases equivalentes al dióxido de carbono.

Por eso, con el objetivo de conocer el impacto ambiental de toda la cadena productiva de la cebada, la malta y la cerveza, especialistas del INTA y del INTI -en el marco del Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN)- desarrollaron un calculador desde la producción primaria hasta la distribución doméstica en frío de una lata de cerveza.

“Contar con esta información precisa permite tomar decisiones estratégicas que favorezcan la mitigación climática”, explicó el coordinador del proyecto, Rodolfo Bongiovanni.

El especialista, diagramador de la investigación “Diseño y desarrollo de sistemas sostenibles” por el INTA, aseguró que se trata de un desarrollo público-privado que “es una herramienta fundamental para comprender los procesos que involucran diferentes prácticas durante la producción de cebada, malta y cerveza”.

Con esta innovación, se pone a disposición de las empresas un software para calcular la huella de carbono de ocho productos individualizados de la cadena de valor de la cebada, de la malta y de la cerveza en lata. De los cuales, seis son en el campo, dos de maltería y tres de cervecería.

LA HUELLA DE CARBONO DE LA CEBADA

Para los creadores, este método, permite dos grandes posibilidades: por un lado, posicionar a aquellas empresas amigables con el ambiente, con buena imagen, sustentables y con responsabilidad social empresaria.

Y por el otro, generar un valor agregado ambiental que los consumidores están dispuestos a pagar. Ambas alternativas son voluntarias y dependerán de los objetivos que tienen las empresas.

“A partir del trabajo articulado, se desarrolló un calculador de la huella de carbono para toda la cadena productiva de cebada, un manual de uso de dicho calculador y un manual de buenas prácticas ambientales (MBPA) tanto agrícolas como industriales para la cadena productiva de la cebada”, puntualizó Bongiovanni.

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A su vez, el investigador explicó que “el calculador está basado y alineado a los estándares ISO 14040-14044 de ciclo de vida e ISO 14067 de huella de carbono de producto, lo que permite un manejo autónomo e independiente por parte del usuario”.

En esta línea, detalló que la herramienta facilita la opción de cálculo de remociones de carbono en suelo, ya sea a través de mediciones propias o alineadas a la guía metodológica FAO, mediante estimaciones de nivel 1 y 2 del IPCC.

ESTRATEGIAS DE MITIGACIÓN

Por otra parte, el Manual de Buenas Prácticas Ambientales resume un conjunto de acciones de diversa magnitud relevadas de entre las empresas miembro y a escala internacional para que el usuario del Calculador del PACN pueda seleccionar actividades de mitigación de la huella de carbono en función de los resultados obtenidos.

Con respecto a las estrategias para mitigar los impactos, Bongiovanni detalló que el manual de buenas prácticas ambientales cuenta con una serie de herramientas para minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero, desde la huella de carbono directa, que implica una mayor eficiencia en el uso de recursos, como así también disminuir la generación de los residuos y generar mayor valor agregado.

Isabel, la productora que incorporó nuevas técnicas agronómicas y redujo 70% su huella de carbono

A su vez, hay recomendaciones para reducir la huella de carbono directa e indirecta en la logística, mediante la implementación de equipos y servicios amigables con el ambiente. Otra forma también de reducir la huella de carbono indirecta es mediante acciones de sensibilización y de capacitación para todos los actores de la cadena.

UN CALCULADOR, DECENAS DE FACTORES

El calculador de huellas de carbono es muy completo, debido a que incluye todos los aspectos de la cadena productiva, desde el grano en el campo hasta la cerveza en la góndola.

“El método de estudio que aplicamos se llama análisis de ciclo de vida, porque no es una foto solamente de lo que estoy viendo en este momento en la realidad, sino que incluye todo el ciclo de vida, todo el impacto de los insumos que ingresan de alguna forma al sistema, como así también de todas las emisiones que salen al aire, agua o suelo”, agregó el entrevistado.

rodolfo bongiovani

Rodolfo Bongiovanni, coordinador del proyecto.

En este sentido, puntualizó que en el campo se miden las semillas, la forma en que se siembra, los fertilizantes, herbicidas, insecticidas, fungicidas, los envases de los agroquímicos en los que vienen los productos y la energía. Pero también, los vectores energéticos: consumo de gasoil, electricidad, gas natural y hasta el plástico de los silos bolsas.

Además, se mide qué ocurre con el rastrojo del cultivo que también son emisores de gases de efecto invernadero y cuál es el destino final de todos esos insumos que ingresaron.  A su vez, se consideran los transportes que hay de todos esos insumos hacia el campo, así como el traslado desde el campo hasta el acopio o hasta el puerto de esos granos.

“También consideramos las remociones como lo dice la norma ISO 14067 que es la base de todo este cálculo, las que pueden ocurrir a través de la forma en que se maneja el suelo o también a través de la forestación de servicio”, detalló el especialista del INTA.

Una vez en la maltería, se miden todos los insumos que ingresan al sistema, la energía utilizada, los envases y embalajes, el transporte, los residuos, cómo se los procesa si es que hay procesamiento, los efluentes, el consumo de energía y luego, en la cervecería, algo similar.

DESCARBONIZAR LA CEBADA

En paralelo a esta novedad informada por el INTA, se conoció una alianza entre dos gigantes globales que apuntará también a contribuir a reducir la huella de carbono de la cebada.

En concreto, en un esfuerzo conjunto por promover la sostenibilidad en la agricultura, Yara, la mayor productora global de fertilizantes, y Boortmalt, la mayor productora global de malta, han establecido una alianza para descarbonizar la producción de cebada en Argentina.

Este acuerdo es el resultado de varios años de ensayos y de la experiencia obtenida a través del programa “Juntos Por un Plus” de Yara.

Las pruebas realizadas en el marco de ese programa han demostrado que la utilización de determinados planes nutricionales puede reducir hasta un 35% las emisiones de CO2 relacionadas con los fertilizantes.

Esta significativa reducción está vinculada tanto a los avances en los procesos de elaboración de los productos de Yara en sus plantas en Europa, como a la disminución de emisiones a campo gracias a la fuente de nutrientes utilizada en sus fertilizantes.

Por otra parte, en las evaluaciones realizadas quedó en evidencia que estos planes aumentaban la rentabilidad del productor en un promedio de 19 dólares por hectárea, a partir de la optimización en el uso de los nutrientes.

En concreto, el programa consiste en que Boortmalt pagará un valor adicional por tonelada de cebada a aquellos productores que adquieran y utilicen los fertilizantes de Yara en sus cultivos. En tanto que Yara, por su parte, proporcionará a los productores de las recomendaciones necesarias para la implementación efectiva de estos planes nutricionales.

Luego, al final del proceso, ambas compañías trabajarán en conjunto para medir la huella de carbono de los cultivos utilizando herramientas como Cool Farm Tool y la plataforma Puma.

El programa se acaba de lanzar con un evento en la localidad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires, donde se realizó una presentación dirigida a productores y distribuidores.

Este innovador modelo es único en la región, reflejando la ambición compartida por ambas compañías en términos de sustentabilidad. Con esta alianza, Yara y Boortmalt no solo buscan optimizar la producción de cebada en Argentina, sino también establecer un precedente de prácticas agrícolas sostenibles que puedan ser replicadas en otros cultivos y regiones.

Aquellas personas interesadas en participar del proyecto pueden contactar a la red comercial de Yara o Boortmalt para más información.

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