El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) difundido en las últimas horas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) constituye una primera muestra oficial del impacto de la sequía en la economía argentina.
Según el INDEC, en enero pasado la actividad económica en el país creció 2,9% con relación al mismo mes de 2022, y 0,3% respecto a diciembre, en la medición desestacionalizada.
Pero ese crecimiento podría haber sido aún superior, si no fuera por los problemas generados por el clima: “El sector Agricultura, ganadería, caza y silvicultura fue el único que registró una caída en la comparación interanual (-15,5%), restando 0,7 puntos porcentuales a la variación interanual del EMAE”, subrayó el INDEC.
ANTECEDENTE INMEDIATO
En tanto, el informe de diciembre había mostrado una situación aún peor: la actividad del campo en el cierre de 2022 se redujo 18% e incidió en una caída del 1,08% en el EMAE, cuando la actividad económica general se redujo 1,2%.
Dicho de otro modo, en diciembre el 90% de la caída económica estuvo explicada por la menor actividad del agro.
Por el momento, los indicadores oficiales solo están reflejando la fuerte caída en la cosecha de trigo, y la lógica indica que el desplome se profundizará en los próximos informes, cuando comience a verse también el perjuicio de la catástrofe productiva que está sucediendo con la soja y el maíz.