Aumenta la superficie de los cultivos de servicio cada año. Los productores los adoptan y confían en las soluciones técnicas que pueden aportar.
Maximizar el tiempo en que el lote permanece con cobertura viva aporta beneficios de mejora en la actividad biológica, fertilidad y estructura del suelo, uso de recursos y secuestro de carbono.
Sin embargo, también trae desafíos que habrá que aprender a gestionar, como los insectos, enfermedades y malezas, que evolucionan y se adaptan a los nuevos sistemas, dicen los expertos de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
MALEZAS
Si no hay diversificación, de especies y estrategias de especies de servicios no se evitan el ‘acostumbramiento’ de las malezas y que, aquellas que no eran un problema, ahora comiencen a serlo.
Los planteos de Agricultura Siempre Verde (ASV), como llama la entidad a los cultivos de servicio, se apoyan en los preemergentes. Pero estos productos no fueron desarrollados para aplicarse sobre altos volúmenes de residuos. Esto implica repensar criterios al elegir productos, buscando mayor solubilidad y estabilidad, fácil incorporación al suelo, afirman.
Asimismo, la calidad de aplicación merece un capítulo aparte. Uno de los desafíos de la ASV es alcanzar un objetivo atravesando una espesa cobertura. Para ello, el monitoreo de la calidad es fundamental por medio de tarjetas hidrosensibles es un aliado clave al igual que la calibración del equipo, buscando estrategias que maximicen la penetración de las gotas.
ENFERMEDADES
Muchos cultivos de servicios funcionan como “puente” para la supervivencia de ciertos patógenos, que luego afectarán los cultivos de verano en sus primeros estadios.
Un cultivo de servicio de centeno puede reducir la incidencia de podredumbres de tallo en maíz (por Colletotrichum y Fusarium), al actuar como barrera física para el inóculo y al proteger al maíz del estrés hídrico. La pudrición del tallo de soja, por Sclerotinia, es otro ejemplo de enfermedades puede reducirse con un cultivo de servicio, como avena, cebada y trigo.
INSECTOS
La expansión de leguminosas de invierno, como vicia, ofrece refugio a las cortadoras, que luego atacarán a sucesores como maíz y girasol en implantación.
Otro ejemplo son las chinches que, en busca de proteínas, han cambiado al trigo por leguminosas, encontrándose altísimas densidades en vicias puras o en mezcla a la salida del invierno.
Por todo esto, en los nuevos sistemas será clave el monitoreo y sistemas de alarma regionales, que en el caso de cortadoras son muy confiables: “Los adultos capturados en trampas de luz en otoño son un buen indicio de las cortadoras presentes en lote y pueden ayudar a elegir estrategias: fechas de siembra, genotipos, etc.”, explica el especialista Fernando Flores.