El sector agropecuario ha vuelto a ser protagonista de la teatralización por cadena nacional de un logro histórico del kirchnerisimo, pero sin figurar en los agradecimientos. El desendeudamiento ha sido presentado, una vez más, con un discurso complicado y adornado, que solo es comprensible después de tomarse un buen té de ruda. El gobierno nacional, que restringe, recorta y despilfarra los fondos que se acumulan con el aporte de la producción, celebró la cancelación de bonos que hoy están en manos de los grupos a los que ellos mismos, supuestamente, repudian.
¿Desendeudan el país, realmente? ¿Debemos creer lo que se ve, o estaremos nuevamente ante una gran puesta en escena con figuritas aplaudidoras que concurren por obligación y aplauden mientras internamente piensan otra cosa.
Sentimos profundamente, que cuentan con nosotros, con nuestro esfuerzo, con nuestro riesgo y con nuestro capital, pero siguen apelando al descrédito y a la difamación del sector agropecuario y de cualquier otro sector que trabaje, sin estar dispuesto a aceptar mansamente cualquier designio K.
¿Existirá ese país del que nos habló la presidenta durante más de una hora? Probablemente para recorrerlo no necesitemos dólares y debamos pedir permiso hasta para respirar o ir al baño. Y si no lo hacemos, aparecerá algún Moreno o un Kicilof, con el puntero listo para pegarnos en la cabeza.
Otra vez escuchamos hablar de las exportaciones, la cuota Hilton y soñadas escenas de Kristilandia que justamente, eluden el boicot y las barreras que han hecho desaparecer millones de cabezas de ganado, cerrar frigoríficos y despedir personal. Tampoco se habla en el país de la señora presidenta del bloqueo a los productores de trigo, el desaliento a los productores de maiz y las trampas a los tamberos. Mucho menos de las economías regionales y de los constantes aprietes que enfrentamos a diario.
En medio de la celebración por el desendeudamiento, queremos pedir por la urgente atención hacia otras deudas pendientes con la sociedad argentina. La inseguridad en niveles jamás vistos con productores abandonando su casa por miedo y sin protección alguna, la previsibilidad, y el respeto por una democracia con debate sincero, todavía están pendientes.
Una Argentina dividida y que sólo se detiene en la porción de la historia que quieren relatar los que circunstancialmente hoy están en el poder, no es una argentina para todos y todas.
Creemos que de tanto viajar en aviones, equivoca su visión de la realidad y tiene un diccionario cada vez con menos palabras. Abundan los sinónimos de fantasía y soberbia. Faltan acepciones de hartazgo, cansancio y terror, palabras con las que nosotros, convivimos todos los días.
Por Raúl Victores. Presidente de la Sociedad Rural de San Pedro