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Cristina: “piedra en el zapato” del Mercosur

La Región se ha vuelto muy relevante en la disputa geopolítica chino – norteamericana. El rol de Brasil y la influencia de Venezuela sobre el bloque. 

infocampo

El Vicepresidente de Uruguay, el economista Danilo Astori, anunció el pasado 3 de junio, la suspensión de la Cumbre del MERCOSUR, que debía realizarse el próximo 28 en su país. Hizo declaraciones, con un ojo puesto en Itamaraty, pero sobre todo mirando al futuro del área Asia – Pacífico. Dijo: “al mercado común nunca llegamos; la unión aduanera está destrozada y la zona de libre comercio no funciona porque no hay libre tránsito de bienes y de servicios”. 

Por su parte, apenas cuarenta y ocho horas después de la visita del Vicepresidente norteamericano Joe Biden (católico), la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (FIESP), sostuvo la necesidad de liberar a su país, léase la burguesía industrial paulista, del “chaleco de fuerza” del Mercosur.

La Confederación Nacional de Industrias precisó que el bloque deberá desandar el camino que hoy obliga a los socios a entablar, en forma conjunta, negociaciones hacia terceros países (¿Chau, mercado común?).

Brasil debe adecuarse para “entrar totalmente en el juego mundial de buscar nuevas sociedades en el comercio mundial” y citó, como ejemplo, a la Alianza del Pacífico, al señalar que reúne el 35% del PBI latinoamericano y más del 3% del comercio mundial. 

Finalmente, el Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial, de grandes empresarios brasileños, antiguos aliados de Lula y menos de Dilma, sostuvo que “es urgente introducir cambios”: “MERCOSUR y los demás países de América Latina son insuficientes para garantizar el volumen de las exportaciones brasileñas”; por eso “se deben buscar nuevos socios preferenciales de comercio”. 

La Alianza del Pacífico planea liberar, a la brevedad, el 50% de los productos transados entre México, Colombia, Chile y Perú. Del resto, el 40% se liberaría con un cronograma muy acelerado, permaneciendo apenas el 10% en las listas de excepción. Quiere decir que, al libre comercio se irá aceleradamente y sirven de antecedentes los innumerables ALC (Acuerdos de Libre Comercio) que Chile, Colombia y México tienen con diversos países o regiones. Incluso esta semana, los negociadores de la Unión Europea elogiaron al ALC con Perú, en vigencia desde el 1/3/13, luego de bendecir el avance del que tienen firmado, y en vías de ejecución, con Colombia. La negociaciones UE-Mercosur siguen en el frío.

Conviene recordar:

-que Obama estuvo en México, auspiciando la privatización de las telecomunicaciones y de áreas (o acciones) de PEMEX (estatal e ineficiente) y que habrá tres ductos que llevarán gas norteamericano, barato, al sector industrial mexicano; 

-que vino Xi Jinping, el flamante Presidente chino a  Centroamérica, haciendo especial énfasis en su visita a Trinidad – Tobago (fuerte exportador de combustibles y “eje” del Caribe que no integró la PetroCaribe de Hugo), Costa Rica y México y que fue invitado a prolongadas reuniones “informales” con Obama y

-por su parte, Biden había ido a Brasil (dijo: “Brasil es ahora uno de los líderes del mundo”, frase ambivalente, si las hay), pero también a Colombia y… Trinidad Tobago. 

El reparto (inversión, consumo y comercio) de recursos naturales (y ¿por qué no modelos industriales?) en América Latina, inicia una nueva fase de profundas redefiniciones, por cuatro razones, entre muchas otras:

a) Obama está convencido de que la irrupción (menor costo) de los gases no convencionales le  permitirá, a un plazo razonable, cierto autoabastecimiento energético y una atenuación de los requerimientos de petróleo, provenientes del Caspio y de la zona del Golfo Pérsico. También cambió su política para los inmigrantes, o al menos está tratando de hacerlo, mirando fundamentalmente a la frontera mexicana. El “nuevo laburo” de Biden no es casual.

b) El mandato del P.C. al flamante Presidente chino es reorientar la economía hacia el mercado interno, reduciendo la dependencia de las exportaciones y, por ende, apuntando -con las inversiones externas- a asegurarse la provisión de materias primas y derivados de recursos naturales, tanto energéticos, como mineros y alimentarios y 

c) La economía de Brasil está en una especie de “punto muerto”, luego del formidable crecimiento de 2010 (7,5%). Logros importantes de Fernando Henrique y de Lula no se tradujeron en un proyecto expansivo, que se vinculara, generosamente, a la  Región, principalmente al MERCOSUR ampliado. 

d) Venezuela, con Chávez, cometió el error económico de querer introducirse en el MERCOSUR (hasta ahora no ha entrado, porque falta el voto aprobatorio del Congreso paraguayo): está claro que, a una economía petrolera de más de MU$S 90.000 de exportación, que tiene un saldo de Cuenta Corriente de 9,0% del PBI, aunque no pueda importar, no le conviene para nada “comprarse” el elevado Arancel Externo Común del Mercosur. Sí le sirve, más bien, seguir el modelo chileno de importar todo más barato, pagándolo con un petróleo, por ahora, caro.  

Unos pocos numeritos

El Mercosur de los 4, tiene un PBI de algo menos de U$S 3 billones que, a los precios corrientes, influidos por el Real fuerte, se distribuye 81,3% en Brasil; 16,1% en Argentina y 2,6% en los socios menores. El ingreso de Venezuela proveería unos MU$S 382.000 adicionales (valores de 2012). En la nueva conformación, incluido Venezuela, Brasil bajaría al 72% y el país del Caribe representaría el 11,5%. 

Pero la situación de la economía venezolana, post Chávez, no abre ninguna esperanza a la industria brasileña. Debe recordarse que, en el Balance de la CEPAL, Brasil recibió 41  % de la IED (Inversión Extranjera Directa) de América Latina y el Caribe, algo así como unos MU$S 65.272 (2012), con una distribución que mira fundamentalmente el acceso a terceros mercados (vienen para el “modelo viejo”). Brasil también es exportador de capitales, tal como se demostró en la experiencia reciente “de compras por La Argentina”. 

Conviene recordar que la minera VALE iba a invertir MU$S 6.000 en el Proyecto Potasio Río Colorado y esta inversión fue suspendida. También tener en cuenta que más del 72% de la reducción de importaciones argentinas de 2012, se debe a restricciones que hemos impuesto a las provenientes de Brasil. Pavada de socios.

Por eso, ¿qué tiene Brasil para ganar en “este” MERCOSUR?. 

Dilma, Cristina y Barak

La mencionada cita del Vicepresidente Astori, así como los comentarios industrialistas brasileros, son más que claros: La Argentina significa cada vez menos en la Región, tanto en la IED, como en el comercio. Y los países chicos del MERCOSUR necesitan de los mercados del Pacífico (y de las IED) y ya no están dispuestos a pagar caros los productos industriales brasileros o argentinos.

Si además de eso, Dilma se pelea con Cristina, recibe la visita de Biden y la invitación oficial a la Casa Blanca para Octubre, entonces ¿qué puede hacer Lula, “padrino de lo viejo”?. Está tratando de poner en marcha un “invento” como el Banco del Sud (una “crítica” al BID), así como antes intentó promover la UNASUR y la CELAC (la OEA, sin Washington y con Cuba).

Aceptó casi todo lo que le impuso la petro-diplomacia de Hugo y, por si fuera poco, filmó spots para la campaña de Maduro. 

Salta a la vista que la dirigencia brasilera no sólo tiene un problema económico, sino también geoestratégico: para decirlo groseramente, la cesión del “patio trasero” que Brasil recibiera de los Estados Unidos, fue violentamente desafiada por el anti-norteamericanismo del incontenible Comandante, que no pudo ser neutralizado por los esfuerzos no sólo de Lula, sino también de los Kirchner.

El desbarajuste que produjeron los catorce años de Chávez, no se va a arreglar así nomás. Pero el Departamento de Estado está actuando con una gran rapidez, para promover el ALCA (sin decirlo) y para motivar, tal cual reza la opinión de la Confederación de Industria, a que los socios del Mercosur puedan entablar negociaciones de carácter individual. Nada de Doha, ni del concepto “mercado común”. ALC puros.

En todas estas negociaciones e incluso en el reposicionamiento de Brasil en la Región, el kirchnerismo es un obstáculo insalvable, así como está. Por eso, las peleas con Mujica y el interés de los “socios menores” por irse a la Alianza del Pacífico. A tanto llega el tamaño de la “piedra en el zapato” que hasta Correa, mientras avanza de manera autoritaria, muy K, sobre los medios y la prensa, está mirando si le conviene irse para el Pacífico: su modelo de inserción en la economía mundial es similar al de los cuatro miembros de la Alianza. 

La Argentina está más aislada que nunca. Maduro no es un buen socio ni lo será. Brasil mira para todos lados, porque Itamaraty no acierta en definir su rol de líder regional (y menos aún qué concesiones hacer, cuando el Ejecutivo se “mira el ombligo”) y, por si fuera poco, la Región se ha vuelto muy relevante en la disputa geopolítica chino – norteamericana, donde hay mucho de interés asociativo pero, también, demasiada rivalidad en puntos específicos que, más temprano que tarde (¿meeting USA-BRA, de octubre?), requerirán definiciones. 

La Argentina no está hoy en condiciones de “no obstruir”.

El timonel, que era Chávez, ya no sostiene el rumbo y el capitán (Brasil) recibe permanentemente señales para modificar su “destino”. 

Por Lic. Jorge Ingaramo.

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