El 2019 presenta un panorama complicado con respecto a la economía.
A la severa crisis que atraviesa la economía argentina se le suma una contienda electoral hasta ahora vacía de contenidos y mensajes, no solo para la sociedad sino también para la producción y el empleo.
El dilema a resolver no es como salimos todos de esta crisis, sino quienes son los candidatos que terminaran compitiendo en el ballotage.
La vida argentina parece debatirse en tres variables: dólar, tasa de interés y Riesgo País. El país vuelve a caer en la trampa de querer parar la fiebre pero seguir con la enfermedad.
La fiebre son estos parámetros y la enfermedad es un Estado elefantiásico que le aspira los recursos a la producción, frena la inversión, el empleo y asfixia al sector privado que es el motor de la economía. La inflación así no tiene control ni lo tendrá.
Debatir tarifas o costos de energía no tiene sentido; vale lo que debe valer a nivel internacional, el problema es que no lo podemos pagar sin que el Estado se lleve más del 70% de nuestros ingresos. El Estado es el que genera la pobreza.
Así las cosas, en el 2019 asistimos al pobre y paupérrimo espectáculo político de dos o tres candidatos que por una cara, sonrisa o discurso, siempre manejado por un asesor de imagen, disputan quien de ellos va al ballotage.
Las elecciones serán en Octubre, asumirán el 10 de diciembre y realmente el nuevo congreso comenzara sus sesiones a partir de 1 de Marzo del 2020.
A la vista está que ni el sector agropecuario ni la sociedad argentina pueden esperar un año. En nuestro sector se va un ciclo productivo y muchos de nuestros productores están condenados.
Desde CRA no estamos dispuestos a esperar un año y hacemos un llamado a los partidos y a la clase dirigente argentina a llamar a un espacio de diálogo de donde salgan las premisas básicas de un acuerdo político que arrojen las políticas de Estado que el país y su sociedad necesitan más allá de la contienda electoral.
La política debe volver a mirar a la sociedad.