La generalización de los ROE “Blancos” a partir del 1º de agosto a la totalidad de los productos lácteos constituye un nuevo avance del Gobierno nacional en sus políticas de intervenciones distorsivas en las cadenas agroalimentarias.
La medida, adoptada por la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (UCESCI) a instancias de la Subsecretaría de Lechería de la Nación, va claramente en contra de la necesidad que tiene el sector de agilizar sus exportaciones, mejorar su competitividad y fortalecer su inserción internacional. Todas estas circunstancias se dan en este contexto en que el mercado internacional ofrece un marco de negocios altamente favorable para una actividad que necesita destinar a la exportación no menos del 25% de lo que produce anualmente.
Tal como lo demuestra la situación de los sectores del trigo y la carne, las trabas al normal funcionamiento de los mercados y el desaliento a las exportaciones sólo generan a la postre menores niveles de producción, desaliento a las inversiones y mayores precios para los consumidores argentinos.
A casi un año del anuncio oficial sobre un estudio de competitividad sectorial -nunca dado a conocer-, destinado a contar con mejores herramientas para la adopción de políticas sectoriales para la lechería, resulta lamentable que lo único que se les ocurra a las autoridades sea introducir mayores trabas a las exportaciones.
Curiosa forma de entender la competitividad.