Los Nicolino se volvieron virales por la indignación que generó su testimonio: cuando Adolfo llegó a su campo vio que dos teneros pataleaban en un lote y frenó. Sin embargo, no había ninguna enfermedad. A ambos les habían pegado un tiro en la cabeza.
Este sábado cerca de las cuatro de la tarde, Adolfo Nicolino recorría su campo ubicado entre Chucul y Baigorria, provincia de Córdoba, cuando vio que las vacas corrían en dirección a uno de los montes. Automáticamente las siguió y, parado frente a uno de los lotes en los que hay madres con sus crías al pie, se encontró con dos teneros pataleando.
Volvió a la camioneta para tomar el teléfono y llamar a su médico veterinario, que le dio indicaciones para que confirme de qué enfermedad podría tratarse. Pero al acercarse vio que los animales habían muerto de un disparo en la cabeza. Se trata de dos terneros de unos 120 kilos, los dos más grandes del lote, según contó a Infocampo Sofía Nicolino, hija mayor del productor cordobés.
“Cuando se dio cuenta llamó inmediatamente a la policía, que se dividió para llegar al campo por dos caminos diferentes pero no encontró nada. El empleado del campo, Eliseo, también vino por otro de los caminos desde los que se puede acceder al campo pero tampoco vio algo”, relató la administradora agraria.
Uno de los datos que más llama la atención es que cuando Nicolino frenó en el lote los animales seguían vivos, por lo que deducen que los disparos se efectuaron justo antes de que el productor llegara. “De hecho, cuando él vuelve a la camioneta a buscar su celular, ve pasar un auto cuyos conductores no reconoció por un camino lindero, pero todavía no había visto los balazos en los animales, por lo que no reparó en los sospechosos”, explicó su hija y agregó: “Recién ahí dimensionamos el peligro que corrió mi papá, que probablemente haya estado en el campo mientras los culpables estaban escondidos en el monte con armas”.
“No es la primera vez que nos pasa, hace algunos años llegaron a matarnos siete novillos, de a uno por noche, hasta que la policía de Chucul, muy predispuesta a resolver estos hechos de vandalismo, encontró a los culpables”, afirmó y adelantó que este lunes se hace oficialmente la denuncia de lo ocurrido ya que también encontraron huellas que podrían ser pruebas del delito.
Son cuatro hermanos, algunos profesionales de las Ciencias Agrarias, que están en pleno traspaso generacional y recorren el campo con su papá los fines de semana aprendiendo a ser productores. “Estamos indignados porque ni siquiera matan para comer, sino para vender asado a pocos pesos y hacerse de plata fácil. Si alguien tiene hambre y viene a pedirnos ayuda o trabajo, siempre estamos a disposición. Somos buena gente, solidarios y trabajadores. Mi papá tiene 69 años, trabaja de sol a sol y estas cosas le duelen”, indicó.
“Todos ponen los ojos sobre el sector agropecuario cuando se trata de críticas o cuestionamientos a los productores, pero ante estas cosas nadie dice nada y los productores nos acostumbramos a vivir tanto con la rotura de silobolsas como con la matanza del ganado”, lamentó Sofía.