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Contundente: con baja nutrición en soja, el rinde anual aumenta 47 kg/año y hay brechas de rinde de hasta 350 kg/ha

Fertilizar Asociación Civil mostró datos clave para tomar la decisión de nutrir al cultivo. Con una nutrición integral, hay una importante brecha por explorar.

Agricultura - Campo - Soja
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Octubre es el mes de la siembra de la soja, por eso Fertilizar Asociación Civil organizó su tradicional charla anual vinculada al cultivo. Este año, promoviendo la premisa de “Reconstruyendo el rinde de la soja con nutrientes”. El encuentro fue virtual este martes.

Para introducir el tema Andrés Grasso, coordinador técnico de la asociación, fue directo al punto y mostró datos clave sobre la nutrición de la oleaginosa a partir de redes propias de experimentación técnica de Fertilizar, como de otras instituciones. Por esto, se enfocó en las brechas de rendimiento y en las estrategias de nutrición.

“Cuando el nivel de nutrición cae, eso repercute sobre las plantas. En soja, las estrategias de fertilización limitan el rendimiento en todas las regiones. De acuerdo a los datos, el 44% de la soja maestreada tiene caídas de la productividad por deficiencias de fósforo y el 33% de azufre, está en el borde de caer por zinc, mientras que no está limitada por nitrógeno y potasio”, advierte y compara que, mientras la soja aumenta 47 kilos por año en su productividad, el maíz lo hace 287 kilos. Significativas diferencias dadas por la decisión de nutrición de cultivos.

Nuevamente, tomando datos propios de la red de la entidad, Grasso cita que luego de seis campañas de experimentación (2010-2016) en microparcelas encontraron marcadas brechas entre el rinde alcanzable de soja y el potencial. De esa forma, explica, trasladaron esos resultados a lotes de productor y encontraron que la brecha de rinde entre el manejo típico y de alto potencial es 283 kilos por hectárea versus los 627 kilos que se pueden obtener.

Por su parte, el coordinador comenta que la contundencia de estos resultados se asemejan a los encontrados también en otros ensayos, como la Red UCA y Ridzo del grupo CREA Zona Oeste.

EL CASO TESTIGO

Como parte de la presentación de Fertilizar, participó Máximo Uranga, ingeniero agrónomo y productor sobre 3.600 hectáreas en campos arrendados, entre Córdoba y Santa Fe, mientra que también es asesor sobre otras 20.000 hectáreas. El productor, con su disertación “Visión Práctica”, dio detalles sobre su manejo en campos rotados y bien nutridos.

“La soja responde a una buena nutrición puntual, pero mucho mejor a una rotación bien planeada con fósforo, nitrógeno, azufre y zinc”, dice como conclusión de su trabajo y de los objetivos técnicos que viene respetando como la rotación estricta, la reposición eficiente de fósforo y balance de carbono positivo.

“En todos los ambientes buscamos la mayor reposición de fósforo y azufre en la rotación, en función de la mayor capacidad que se pueda”, subraya. Por su parte, reconoce que existen complicaciones operativas en aplicaciones con la sembradora que hacen a los riesgos de fitotoxicidad pero, en muchos casos, encontró la vuelta mecánica para evitarlas.

“Si no puedo aplicar la cantidad que por análisis de suelos son las indicadas para la extracción que hará la soja, reaplico la compensación sobre los cultivos posteriores en la rotación”, indica.

MITOS

La charla la concluyó Jorge Bassi, presidente de Fertilizar, citando algunos mitos arraigados en el manejo de la nutrición del cultivo de soja.

Uno de ellos es que en soja “no son necesarios el azufre y los micronutrientes”, sin embargo hay respuestas contundentes a azufre y alta frecuencia en zinc y boro, explica Bassi. En otro caso menciona que la concepción general es que “no vale la pena fertilizar la soja con maíz como antecesor”, pero la oleaginosa requiere nutrientes de la misma forma que otros cultivos y es mandatario es el diagnóstico de suelo para definir la estrategia, agrega.

Por otra parte, comenta que fertilizar la soja en campo alquilado no repaga con los rendimientos e ingresos, pero “con alta fertilización, la magnitud del aumento de rinde, con alta nutrición, genera un retorno de la inversión del 84%”.

Finalmente, indica que “cuando se aplican todos los nutrientes, hay estabilidad en la producción de soja. Por eso, en las redes de trabajo observamos más eficiencia en dosis altas que en intermedias. Queda claro que la nutrición de soja limita la producción en Argentina en un 16% de los rendimientos”, admite.

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