La evolución de la carpocapsa, plaga enemiga de las peras y manzanas, depende de la acumulación de temperatura, deteniéndose su crecimiento cuando ésta sobrepasa los 32 grados o está por debajo de los 10, siendo conocida esta franja como “umbral mínimo de desarrollo”.
Es por ello que la llegada de días más calurosos, que crean el marco ideal para el desarrollo de la plaga, pone en alerta a los productores.
Para prevenirlos, vuelve a funcionar desde ayer en la Patagonia la Red Agrometereológica Regional, que provee datos válidos sobre la evolución de los carpogrados y que fuera creada hace tres años tras un convenio entre el INTA (INTA) y la Fundación Barrera Patagónica (Funbapa).
De esta manera, se informará diariamente en distintos medios de difusión los carpogrados (D), que se calculan restando al promedio de las temperaturas de las 9, 15 y 21 horas, el umbral mínimo de desarrollo. Por ejemplo, si las temperaturas fueron 7, 18 y 8 grados respectivamente, ese día la carpocapsa acumulará 1D.
Sobre la base de estos informes, los productores sabrán cuándo es el mejor momento para colocar las trampas con feromonas y los dispensers (basados en la técnica de confusión sexual) o para realizar las curas necesarias con agroquímicos para atacar a este insecto que tanto daño produce a la economía regional.
Según explicó Funbapa, el conocimiento de la marcha de los carpogrados es fundamental a la hora de elaborar la estrategia de control de plagas. En ese sentido, la entidad indicó que las primeras mariposas comienzan a volar a partir de los 90D, momento en que deberán estar colocadas las trampas. En tanto, los huevos colocados por las hembras eclosionan a partir de los 250D y por tal motivo la primera aplicación contra la carpocapsa debe estar terminada antes de que ello ocurra.