El sector de contratistas agrícolas cierra un año por demás dificultoso, con falta de acceso al crédito para la compra de maquinaria agrícola y una fuerte reducción de trabajo, a partir de la caída en la producción de granos de la campaña 2022/23.
Cabe recordar que son un eslabón esencial a la hora de definir la producción granaria y es una actividad que concentra más del 60% de las labores de siembra, pulverización y cosecha de los cultivos.
Luego de un año complejo para esta actividad, el repunte en la cosecha fina y las buenas perspectivas para la gruesa, sumado al cambio de color político, generaron un cambio de aires y renovadas expectativas en este eslabón.
En diálogo con Infocampo, Luis “Fredy” Simone, el nuevo presidente de la Federación Argentina de Contratistas de Maquinaria Agrícola (Facma) en reemplazo de Jorge Scoppa -que seguirá como vicepresidente- hizo un balance del año y adelantó cuales serán las líneas de trabajo de la entidad a partir del próximo año.
En el plano político, adelantó a este medio que mantuvo un encuentro con integrantes del equipo de Fernando Vilella, que asumirá a partir del próximo 11 de diciembre
LO QUE VIENE, BAJO LA MIRADA DE LOS CONTRATISTAS
Oriundo de la localidad bonaerense de Chivilcoy, se desempeña como contratista en esa región y en su empresa trabaja junto a una de sus hijas.
También cuenta con una unidad de trabajo en la provincia de La Pampa y desde 2008 está vinculado a la actividad institucional del sector contratista.
Simone también ofreció sus servicios a nivel internacional: en 2010 trabajó en Colombia y en desde hace cuatro años encabeza un proyecto para sembrar maíz en Costa de Marfil, para una empresa privada.
–¿Que implica para los contratistas el actual escenario económico y el impacto de la seca?
-Con esta inflación tan grande nunca alcanzamos a estar a tono con la economía real, aunque sea a empatarla. Hay un decaimiento también en el sector de la maquinaria y perdemos, como le pasa al resto de la sociedad, no somos la excepción ni nada por el estilo. Y la seca nos impactó fuerte desde el año pasado, en noviembre del 2022 empezamos a ver que iba a haber menos trigo y después todo lo que ocurrió con la cosecha de soja y maíz. Si tenemos que hacer un balance desde fines del año pasado hasta la fecha, fue un año muy negro para los contratistas
-En este contexto, ¿cómo vienen manejando el tema financiero?
-A finales del año pasado veíamos que no íbamos a poder pagar créditos y cubrir las cuotas pendientes. Lamentablemente, nadie nos prestó atención y no atendieron nuestros pedidos. Después salieron las declaraciones de Ley de Emergencia, pero fueron más para los productores y las personas que tenían campos, a nosotros nos dijeron que no estábamos incluidos, que no estábamos dentro del circuito. Eso es una locura, nosotros somos una parte importante del sector primario y con todo lo que nos toca vivir, ¿cómo no vamos a estar incluidos en una emergencia agropecuaria? Nosotros somos solidarios con los productores, que son nuestros dadores de trabajo.
-Durante el año, las autoridades nacionales y el sector de maquinaria nacional estuvieron dialogando por una ley para el sector.
-Esa ley no quedó en nada y fuera de eso, la maquinaria agrícola estuvo fuera de agenda. Como se dice habitualmente, eso fue para la tribuna porque la realidad es que cuando a nosotros nos va mal y no hay cosecha comprar una máquina es casi imposible. Por más que te digan “andá a buscarla me la empezas a pagar del año que viene”, nadie la va a comprar, esos anuncios se hacen directamente con un fin político. La realidad es que si a principios de año cerrábamos un trabajo y nos pagaban con diez cheques, nosotros no sabíamos si íbamos a tener cosecha y además sabemos que los contratistas no tenemos ningún tipo de apoyo. Nosotros vivimos comprando cosas e innovando y buscamos sumar tecnología. Pero eso es cuando vemos previsibilidad y cuando vemos que el sector puede avanzar.
-¿Que pasó en 2023 con el ritmo de trabajo de los contratistas?
-Han quedado muchas cosechadoras dentro de los galpones y en mi caso particular, dejé algunas sin salir, aunque pude solucionar los compromisos que teníamos. Mientras esa máquina no sale, quizás se te vencía una cuota de un banco o una cuenta en un concesionario y tenías un empleado que se quedaba, porque no salimos a cosechar. La verdad, fue muy triste y muy duro tanto para los contratistas como para los productores.
-Con los vaivenes del dólar, ¿cómo manejaron las tarifas de trabajo?
– Las actualizaciones las hemos puesto en dólares, pero tenemos que pensar que todos los insumos se fueron manejando y subiendo en dólar blue. El precio de los granos estuvo en un tipo de cambio muy pisado y entonces nos alejamos. Por ejemplo, se terminó poniendo un precio orientativo de una siembra entre 70 y 80 dólares, cuando generalmente una siembra siempre valía 40 dólares. Lo que pasa es que las máquinas, los proveedores y nuestros insumos también fueron en dólar blue. A esto sumamos las tres elecciones que tuvimos en el año. Cada vez que había una elección, nos querían pagar por adelantado tarifas que no sabíamos si arreglarla o no, porque desconocíamos a cuánto iba a estar el dólar en otro momento.
¿Estos problemas se trasladaron a la disponibilidad y compra de insumos?
-No hubo problema de insumos, pero fue muy fácil: no había casi demanda porque no utilizamos la maquinaria como debíamos. Si teníamos que comprar una cubierta, todos esperábamos, si teníamos que reparar una máquina, lo hacíamos a medias porque sabíamos que realmente no sabíamos sí podíamos pagar el insumo. Lo poco que estaba en la estantería tampoco lo consumíamos, porque no había plata y previsibilidad de trabajo. No es que mejoraron las importaciones, no se movió el mercado.
– Si la demanda hubiera sido un poco más fuerte, ¿se hubiera generado un cuello de botella con los insumos?
-Si, sin duda y el Estado no hizo nada para mejorar las cosas, hay una inacción en ese sentido con un sistema que no nos permitía importar. Hay que recordar que muchos de nuestros insumos son importados y realmente los necesitamos pero tenemos barreras para traer cubiertas, por ejemplo. Está perfecto que se apoye a la industrial nacional, pero cuando vos sabes que en un país como Argentina no hay una sola fábrica de cubiertas radiales, terminamos comprando cubiertas comunes. En vez de adelantar, retrocedemos.
EL TRIGO ABRE UN NUEVO ESCENARIO
– ¿Qué representa para los contratistas las buenas proyecciones de producción en trigo?
-Cuando le va bien va bien una cosecha al productor nos va bien a nosotros, eso no tenemos ninguna duda. También esperamos que los productores, después de tantos años castigados y nosotros bancar esas malas, que hoy se pongan la mano en el corazón. Hay un mejor clima, con lo que se ha elegido como presidente y cuando se dieron a conocer las nuevas autoridades de la Secretaría de Agricultura, vemos que son personas totalmente terrenales y conocidas, que saben de lo que están hablando. Eso nos dibuja una sonrisa en el rostro, sabemos que podemos ir a golpear la puerta.
-¿Como cayó entre los contratistas rurales el triunfo de Javier Milei en las últimas elecciones?
– En nuestro caso, repercutió más la buena noticia del cambio del Gobierno, que los rendimientos de la cosecha. Estamos viendo otra cosa, quizás nos equivoquemos o no, eso lo vamos a ver con el tiempo, pero es bueno saber que podemos llegar a tener un dólar mucho más parejo a lo que tendría que tener. Te adelanto que estuvimos reunidos con funcionarios de la próxima gestión de Agricultura y nos preguntaron si estamos preparados para sostener un “boom” agrícola. Aumentar la producción son procesos que llevan tiempo, no se hace de una campaña para otra y no estamos estructuralmente preparados para duplicar la producción.
-De cara al próximo año, ¿hacia dónde apuntará la línea de trabajo de Facma?
-Necesitamos participar de algunas decisiones que se toman en el sector agropecuario y no tenemos duda de que debemos tener voz y voto en la Mesa de Enlace, porque somos una pata que realmente necesita el sector. La necesitan ellos mismos como dirigentes y creemos que tenemos que estar, no que somos ni más ni menos que nadie, pero tendríamos que estar haber estado en el primer momento. Otro objetivo en el que estamos trabajando es formar parte de la Mesa de Trabajo Agrario. Nosotros somos los que más utilizamos personal en el sector. Queremos estar para explicar nuestras necesidades y para que nuestro personal esté mejor, creemos que hay que recategorizar a nuestros empleados.