Coincidentemente con la fuerte devaluación impulsada desde el ministerio de Economía, la zona pampeana ha recibido copiosas lluvias que han beneficiado a los cultivos, pero que están provocando serias dificultades en el transporte y, por lo tanto, en el normal abastecimiento de los mercados ganaderos, y esto ha generado un fuerte aumento del precio del ganado que se ha traducido a su vez en un aumento del precio de la carne.
Este acontecimiento ha vuelto a generar la intervención en los mercados de ganados y carnes por parte de la secretaría de Comercio, hoy en manos de Augusto Costa, que de esta manera reitera lo realizado por Guillermo Moreno.
Sólo para resumir los funestos resultados que generó la política de Moreno en pocos datos, diremos que:
Pérdida de 10 millones de cabezas de ganado,
Cierre de 130 frigoríficos,
Pérdida de 15.600 puestos de trabajo,
Caída de 75% en las exportaciones,
Aumento de 200% del precio al público,
Caída de 20% del consumo per cápita.
Nos cuesta creer que el secretario Costa repita las medidas implementadas por Moreno, cuyos resultados acabamos de resumir en el párrafo anterior. Esas medidas son: paralización de las exportaciones al entregar los ROES (permisos de exportación) e intervención en el mercado de Liniers, pidiéndoles a los supermercadistas que no compren en ese mercado.
Seguramente, por falta de experiencia el nuevo secretario se dio por satisfecho con la promesa del supermercadismo cuando tendría que verificar si en sus compras directas han pagado los precios anteriores o han pactado precios mayores en la compra de los animales en pie. Al mismo tiempo debería verificar los márgenes de comercialización que cada una de las cadenas usa para marcar precios, que en muchos casos me animo a estimar en más de 50%. Grosero margen para un producto de rotación diaria.
Entiendo que debería calmarse el señor Secretario y esperar a que mejore el clima, ya que a partir de la normalización del abasteciemto los precios al público se van a retrotraer, dado que el bolsillo del consumidor -luego de la devaluación y de la inflación de diciembre, enero y febrero-, no va a poder convalidar los actuales valores en el mostrador. Estimamos un retroceso de los precios cercanos a 10%.
Al respecto, sería aconsejable que las autoridades nacionales se informaran correctamente sobre lo acontecido en el pasado reciente, tanto con el nivel general de precios como con los precios de la hacienda y de la carne vacuna en el mostrador, para contar con un diagnóstico adecuado que les permita adoptar decisiones que nos lleven a todos los ciudadanos a vivir en una situación mejor.
Entre puntas de 2011 el precio de la hacienda en pie subió 9,5%, ubicándose en $ 7,985 por kilogramo en diciembre, y el precio de la carne vacuna hizo lo propio en 11%. En ambos casos, la suba se ubicó bien por debajo del aumento del nivel general de precios al consumidor (IPC) publicado por el Congreso Nacional (23,6% anual). Luego, en el primer trimestre de 2012 el valor de la hacienda comenzó a subir y llegó a un máximo de $ 8,976 por kilo en marzo, acumulando un aumento de 12,4% con relación al cierre de 2011. Pero, a partir de ese momento (y si bien con idas y vueltas) comenzó a descender y cerró el año en $ 7,862 por kilogramo, es decir 1,5% por debajo del cierre de 2011 (la carne vacuna en el mostrador exhibió un avance de 15% en el mismo período y el IPC Congreso tuvo un alza de 25,0% anual). Y en los primeros dos meses de 2013 también se observó una suba importante de la hacienda, que fue de 15,4%, pero para julio el precio de la hacienda ya había desandado casi todo el camino (-9,9% con relación a marzo), al promediar $ 8,172 por kilogramo en pie.
Recién con la primavera de 2013 el precio volvió a tomar impulso, llegando a $ 11,35 por kilo en enero de 2014 y ubicándose 37% por encima de un año atrás. Pero en este período las variables nominales tomaron más impulso que en años anteriores, ya que la tasa de inflación al consumidor llegó a mostrar un avance de 31,0% con relación a enero de 2013 (considerando un alza de 5,0% mensual en enero).
De lo expuesto se puede concluir que: 1. Argentina atraviesa un contexto de tasa de inflación elevada y creciente (que aumenta la incertidumbre sobre el futuro y dificulta el funcionamiento correcto del sistema de precios); 2. El sector de ganados y carne vacuna enfrenta importantes oscilaciones estacionales de los valores, que parecen estar más explicadas por cuestiones del ciclo reproductivo de los animales y por el clima, más que por conspiraciones y manejos especulativos de los diferentes eslabones que integran la cadena de valor.
Tal vez sea hora de que la regulación de la cadena de valor de la carne vacuna argentina se deje en manos de profesionales y expertos que conocen el sector y que puedan dar con soluciones acordes a la realidad y nos permitan avanzar en el desarrollo de todo el potencial de un sector que –si lo dejan – puede emplear mano de obra intensiva y calificada, incorporar valor agregado en origen y generar ingresos genuinos para el país.
Por Miguel Schiariti
Presidente de CICCRA