Nazareno Artusso, es parte de Mar Hen SRL, una empresa familiar prestadora de servicios forrajeros de Canals, Córdoba. Tiene una JAGUAR 950 y es un apasionado de la tecnología y los silajes de maíz. Artusso, ingeniero agrónomo y especialista en conservación de forrajes, fue uno de los contratistas forrajeros que dieron cátedra en primera persona en el marco de la jornada Experiencia Forrajera organizada recientemente por CLAAS Argentina.
Mar Hen inició sus actividades en 1999. “Arrancamos con máquinas de arrastre, en 2013 adquirimos nuestra primera picadora JAGUAR 930 y actualmente tenemos una JAGUAR 950 que compramos el año pasado”, relató Artusso y acotó que hoy el 85% de los silajes de maíz que realizan en el sudoeste de Córdoba se destina a explotaciones tamberas y el resto a la producción de carne.
Tantos años de experiencia en la confección de silajes de maíz han vuelto a la familia Artusso una voz calificada, de ahí la invitación a formar parte de la jornada. Una de las claves de este prestador de servicios forrajeros es trabajar para sacarle el mayor provecho posible a cada peso invertido por el cliente. Por eso, una de las variables es la ventana de picado. “Ingresamos al lote con una materia seca que va entre el 35% y el 42%”, explicó el joven contratista. ¿Por qué estos porcentajes? Porque se intenta lograr un alto contenido de almidón que se refleja en silos con mayor energía, muy importante sobre todo para los tambos. De ese modo, se potencia la relación entre la materia seca del alimento consumido y los niveles de producción de leche.
Artusso detalló que hay una relación de casi 1-1 entre porcentaje de almidón y materia seca. “Hemos realizado análisis, y con un silo de entre 35% y 36% de materia seca, hemos llegado a lograr entre 32% y 33% de almidón, que es un muy buen porcentaje”, resaltó.
La compactación, tanto en silo bolsa como en silo puente, es otro de los aspectos cuidados con especial énfasis. “En silo bolsa de 10 pies estamos logrando entre 4,2 a 4,5 toneladas por metro lineal, dependiendo de la materia seca. En silo bolsas de 9 pies, estamos en las 3,5 toneladas por metro lineal. A su vez, en silo puente, buscamos 650/700 kg. de materia por metro cúbico”, especificó.
Codo a codo con la picadora
La tarea diaria de Artusso tiene como principal aliada a su picadora JAGUAR. Uno de los aspectos que destaca es el nuevo cabezal ORBIS, que le da la posibilidad de trabajar con una inclinación bien paralela al suelo que junto con las cuchillas con nueva geometría permiten trabajar en cualquier condición de cultivo. La altura de corte se calibra en base a la materia seca que va informando la máquina, se baja en cultivos más secos para aprovechar la humedad almacenada en la parte basal de la planta. Otro elemento importante es el tamaño de partícula del picado. “En el caso de una explotación tambera, el tamaño de fibra solicitado ronda los 18-19 mm, utilizando el cracker Sherdlage con entre 3 y 2 mm de apertura según la dureza que presente el grano”, especifica. El tamaño de partículas se analiza al comienzo del trabajo tomando una muestra en un vaso de medio litro y se arroja el material en la bandeja de Penn State. En base a ese análisis corrige el tamaño de picado con el objetivo de lograr un silo que responda a los objetivos nutricionales planteados.
Artusso también destaca de su nueva JAGUAR el sistema de jirafa Autofill, que le “ha permitido reducir las pérdidas al mínimo gracias a la precisión en la descarga y el llenado automático que posibilita la cámara 3D”. También valora la posibilidad de hacer mapeos, “un servicio muy requerido por los productores, ya que hoy quieren tener medido punto por punto el rendimiento y los niveles de materia seca. Contar con esa información en tiempo real juega un papel muy importante a la hora de conseguir más hectáreas para picar”, enfatiza.
El confort del operario es otro de los puntos de valor. “Es muy importante que todos nuestros operarios trabajen tranquilos y descansen un poco más. La incorporación del piloto automático también te permite lograr y optimizar tanto en hectáreas, como en disminución de pérdidas”, remarcó.
El ahorro de energía es clave para Artusso. “Gracias a la tecnología DYNAMIC POWER logramos ahorrar alrededor de un 3% del consumo de combustible. Bajamos de 32 a 29 litros de gasoil por hectárea y esto tiene un gran impacto en la reducción de costos”, puntualizó y detalló que “tiene distintas formas de manejo: una potencia máxima del 10/10, que usamos para el caso del maíz; y una potencia mínima de 3/10, que usamos en el caso de alfalfa y pasturas en general”. A su vez, “cuando llegás a la cabecera en el ascenso automático, la plataforma disminuye las revoluciones del motor al mínimo y ahí también logramos ahorro de combustible”, finalizó.
¿Qué le aporta la experiencia a los Artusso? No solo la posibilidad de optimizar al máximo el aprovechamiento de la tecnología en maquinaria agrícola sino también de ponerle inteligencia y conocimiento a la pasión por la calidad en silajes.