Según información del Instituto Nacional del Agua (INA), el fenómeno climático La Niña ya está acentado en la Argentina y se espera que el verano sea más seco y sin perspectivas de lluvias en el Río Paraná y sus afluentes.
Este pronóstico complicaría aún más realidad del Río Paraná, que desde hace meses sufre una situación alarmante de bajante que no sólo complicó a la carga de productos en la zona del Gran Rosario, sino también el suministro de agua para los pobladores de las ciudades linderas al rio, así como también a la fauna íctica.
De acuerdo al presidente del INA, Juan Carlos Bertoni, el pronóstico de lluvias “desfavorable” implica que “no habrá un cambio de tendencia significativo” en la altura del curso de agua más importante de la región.
Bertoni aseguró a La Capital que “venimos de un invierno muy seco. Ahora estamos terminando la primavera, que es un período de transición, donde ya debería haber empezado a llover. Se dieron algunas precipitaciones que se reflejaron en una elevación de los niveles del río. Pero el problema es que esas lluvias fueron menores a lo normal de la primavera”.
El problema que vive el Río Paraná tiene relación directa con las lluvias en el sur de Brasil, dado que nace en la confluencia entre los ríos Grande y Paranaíba, en los estados de Mato Grosso del Sur y Säo Paulo.
Las perspectivas de lluvias para estas regiones en el verano, tampoco son alentadoras, con lo cual el panorama continúa siendo negativo para los afluentes del Río Paraná y su respectiva altura.