La cosecha de soja se encuentra, prácticamente, terminada, de acuerdo a los datos del panorama agrícola semanal que publica la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Con un avance sobre el área apta del 99%, según los datos del reporte, concluye con rinde medio nacional de 28 quintales por hectárea y una producción acumulada de 43,3 millones de toneladas. Esta productividad es un 8% más baja que la lograda la campaña anterior (47 millones de toneladas).
Ese 1% faltante por trillar, aclaran los analistas de la Bolsa, representan 150.000 hectáreas concentradas principalmente sobre el sur del área agrícola.
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Sin embargo, esta caída de producción no es el único aspecto que mantiene alerta a toda la cadena. También la preocupación está centrada en la falta de calidad, y su merma a lo largo de las campañas, que viene registrando la “proteoleaginosa”.
Desde el Laboratorio de Calidad Industrial y Valor Agregado de Cereales y Oleaginosas, de INTA Marcos Juárez, analizaron bien estos aspectos asociados a la calidad durante este ciclo.
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— INTA Marcos Juárez (@INTAMsJuarez) June 16, 2022
En su informe final, publicado recientemente, Eugenia Chialvo, Rosana Herrero, Leticia Mir, Omar Berra, Omar, Mariela Pronotti y Gustavo Mansilla, destacan que, a lo largo del ciclo de cultivo, la soja tuvo que afrontar restricción hídrica dada por limitadas precipitaciones, sobre todo en la zona núcleo, estrés térmico con temperaturas que superaron las medias previstas para la época del año y heladas inesperadas sobre el fin del mes de marzo con consecuencias en los rindes de soja de segunda.
Los analistas del laboratorio de Marcos Juárez, que relevan la calidad de los granos desde hace 25 años, realizaron durante abril la recolección en acopios y cooperativas para determinar la calidad, que se estaba obteniendo tanto en planteos de primera como segunda, distribuidos en las localidades del sudoeste y sur de Santa Fe, sudeste, sudoeste y noreste de Córdoba y norte de Buenos Aires.
RESULTADOS POCO FAVORABLES
De acuerdo a las primeras variables vista por los expertos, esta campaña se caracterizó por la buena calidad comercial, sin presentar daños considerables en las muestras recolectadas en acopios (un máxima de 5% de daño). También el porcentaje de grano verde fue bajo (tolerancia de recibo 10%), así como también se encontró en un rango aceptable la humedad de los granos (10,9%, en promedio).
Calidad industrial
De acuerdo a los datos de 25 años (Ver Cuadro), la evolución del contenido de proteína y aceite se puede ver una marcada caída en la tendencia para la proteína y particularmente este año el promedio de la campaña cayó un 0,4%, respecto a la precedente.
En referencia a esta variable, los expertos alertan que, “los valores obtenidos son bajos y sigue siendo motivo de investigaciones y preocupación en todos los eslabones de la cadena de la soja”, cuando el promedio de los últimos 19 años se ubica en 37,4%.
Por su parte, para el contenido de aceite (22,6%), este ciclo hay una tendencia creciente, dice el trabajo, que se acerca más al promedio de los últimas dos décadas (22,9%), muy similar al obtenido el año anterior.
DIFERENCIAS ENTRE CICLOS
En cuanto al contenido de proteína, que es uno de los parámetros más requeridos por la industria, la soja de primera siembra arrojó un valor promedio de 35% y la de segunda de 36,6%. Por su parte, el promedio general del porcentaje de aceite mostró que fue de 23,3% para la primera fecha y 22,2% para la segunda.