Durante el primer semestre del 2005 los envíos llegaron a las 1.294 t, con ingresos por u$s6.252.000, lo que significó un incremento de 118% en volumen y de 103% en divisas, en comparación con el período precedente, informó el Senasa.
Sin embargo, el sector está extremando precauciones para que los reiterados focos de hemorragia registrados en Uruguay no eclipsen el reimpulso que vivió la actividad a partir del 2002, cuando se reiniciaron las exportaciones luego de más de siete años sin participar de los mercados internacionales.
El organismo sanitario local, de activa participación en las medidas preventivas, informó que la enfermedad es “altamente contagiosa, de elevada mortalidad”. Se caracteriza por muerte súbita y problemas respiratorios severos en animales mayores de dos meses, aunque “los gazapos menores son totalmente refractarios”.
Esta enfermedad -aparecida en 1984 en China-, cuando llega a un país indemne, como el nuestro, presenta una evolución y gravedad “dramáticas”. La transmisión abarca desde el contacto entre animales, pasando por las heces o el alimento en contacto con ellos, hasta la posibilidad de contagio por deyecciones de perros que consumen conejos contaminados. El hombre también es un vector mecánico por excelencia.
Enmarcado en un estado de alerta y prohibición de las concentraciones y subastas de conejos en Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe para evitar el posible ingreso de la hemorragia viral desde Uruguay, el sector cunícola festeja un notorio incremento en las colocaciones internacionales del producto.
Durante el primer semestre del 2005 los envíos llegaron a las 1.294 t, con ingresos por u$s6.252.000, lo que significó un incremento de 118% en volumen y de 103% en divisas, en comparación con el período precedente, informó el Senasa.
Sin embargo, el sector está extremando precauciones para que los reiterados focos de hemorragia registrados en Uruguay no eclipsen el reimpulso que vivió la actividad a partir del 2002, cuando se reiniciaron las exportaciones luego de más de siete años sin participar de los mercados internacionales.
El organismo sanitario local, de activa participación en las medidas preventivas, informó que la enfermedad es “altamente contagiosa, de elevada mortalidad”. Se caracteriza por muerte súbita y problemas respiratorios severos en animales mayores de dos meses, aunque “los gazapos menores son totalmente refractarios”.
Esta enfermedad -aparecida en 1984 en China-, cuando llega a un país indemne, como el nuestro, presenta una evolución y gravedad “dramáticas”. La transmisión abarca desde el contacto entre animales, pasando por las heces o el alimento en contacto con ellos, hasta la posibilidad de contagio por deyecciones de perros que consumen conejos contaminados. El hombre también es un vector mecánico por excelencia.
Enmarcado en un estado de alerta y prohibición de las concentraciones y subastas de conejos en Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe para evitar el posible ingreso de la hemorragia viral desde Uruguay, el sector cunícola festeja un notorio incremento en las colocaciones internacionales del producto.
Durante el primer semestre del 2005 los envíos llegaron a las 1.294 t, con ingresos por u$s6.252.000, lo que significó un incremento de 118% en volumen y de 103% en divisas, en comparación con el período precedente, informó el Senasa.
Sin embargo, el sector está extremando precauciones para que los reiterados focos de hemorragia registrados en Uruguay no eclipsen el reimpulso que vivió la actividad a partir del 2002, cuando se reiniciaron las exportaciones luego de más de siete años sin participar de los mercados internacionales.
El organismo sanitario local, de activa participación en las medidas preventivas, informó que la enfermedad es “altamente contagiosa, de elevada mortalidad”. Se caracteriza por muerte súbita y problemas respiratorios severos en animales mayores de dos meses, aunque “los gazapos menores son totalmente refractarios”.
Esta enfermedad -aparecida en 1984 en China-, cuando llega a un país indemne, como el nuestro, presenta una evolución y gravedad “dramáticas”. La transmisión abarca desde el contacto entre animales, pasando por las heces o el alimento en contacto con ellos, hasta la posibilidad de contagio por deyecciones de perros que consumen conejos contaminados. El hombre también es un vector mecánico por excelencia.