La Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) lo pensó como un aperitivo de su XVII Congreso Nacional que comienza hoy por la tarde. Esta jornada tecnológica que comenzó ayer por la tarde y finaliza hoy a la mañana, reunió a los principales especialistas nacionales y extranjeros que brindaron su visión respecto del agro que viene.
Todo un símbolo: mientras en el salón Vélez Sarsfield del Sheraton de Mar del Plata más de 450 técnicos y empresarios se aventuraban in situ (porque los inscriptos llegaban a 2.800) a repensar el futuro, en la Capital Federal, en Plaza de Mayo, los piqueteros volvían a dejar su mensaje del pasado.
Hace dos semanas, en Rosario, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) elegía al empowerment (la fuerza interior) como lema de su congreso. Esta semana, el movimiento CREA, en la misma sintonía de hablarle a la sociedad, afirma que “somos parte de una Argentina posible”. Y muchas de las disertaciones giraron en torno a mostrar que hay sustento para la esperanza.
“La Argentina agropecuaria es una de las más eficientes, a nivel global, en la producción y transformación primaria de los principales cultivos extensivos y algunos intensivos también. Esto constituye nuestra ventaja competitiva fundamental, junto con bajos costos relativos y recursos técnicos y profesionales de primer nivel internacional”, añadió Manuel Coronado, director para América Latina de Syngenta Seeds. Aunque hay claroscuros.
“Desafortunadamente, las presiones del corto plazo y la aparente dificultad en diferenciar nuestra producción y los problemas de organización del sector nos ponen en condición desventajosa frente a nuestros competidores”, indicó.
Por su parte, Daniel Rearte, coordinador del programa carnes y leche del INTA, afirmó que “en los últimos años la ganadería cedió unos 4 millones de hectáreas a la agricultura, al tiempo que el stock vacuno se incrementaba cerca de dos millones de cabezas. Semejante cambio estructural requiere nuevas tecnologías”. Y añadió que “si bien el nuevo escenario internacional se presenta promisorio para la producción ganadera argentina, no existirán mercados ni producción sostenida si simultáneamente no se instrumentan políticas que aseguren sustentabilidad también a la producción científica-tecnológica nacional”.
Analizando la situación de la lechería, Carlos Corbellini, del Proyecto Lechero del INTA Pergamino, afirmó que “debemos encarar seriamente la erradicación total de la brucelosis y la tuberculosis de nuestros rodeos lecheros, sin crear circuitos paralelos de venta de leche de animales infectados. La leucosis bovina es por ahora sólo una barrera (comercial) en la venta de animales en pie. Pero, ¿qué pasará en los países desarrollados, de alta incidencia, cuando finalmente se logre una vacuna? Por razones de captación de mercados, es probable que primero impongan restricciones y luego ofrezcan la vacuna a los países en vías de desarrollo”, advirtió.
Para Jorge González Montaner, coordinador agrícola de la región Mar y Sierras de Aacrea, “la agronomía está evolucionando hacia la ‘biología integrativa’, cuyo propósito es estudiar las relaciones entre la ecofisiología de las plantas con el medio ambiente y las posibilidades que brinda la ingeniería genética. La agronomía está desapareciendo como ciencia”, ironizó. Y añadió que “está en los agrónomos y los productores el cuidar el recurso del agua, que va a ser un recurso fundamental en el futuro, y que éste no se transforme, por malas prácticas, en el petróleo de hoy”.
Hacia el final de esta primera parte, Rodrigo Ramírez, gerente del negocio de Agro de BASF Argentina, explicó el concepto de “resiliencia”, “es la capacidad de los individuos de adaptarse a cambios inesperados del medio ambiente. Esto pasa a ser preponderante cuando la velocidad de los cambios es mayor a nuestra capacidad de comprenderlos, y para esto se está desarrollando el concepto de management adaptativo, el cual se basa en 6 principios: autoorganización, recombinar, sensores y respuesta, aprender y adaptarse, sembrar, seleccionar y multiplicar y, por último, desestabilizar”. Dijo Ramírez, “quizá la pregunta clave sea ¿cómo definimos el equilibrio? Y la respuesta esté dada por la definición de la misión y visión tanto del país como de la comunidad agroalimentaria. La definición de roles y responsabilidades del Estado, la sociedad y la actividad agropecuaria. Y por último, el entendimiento del concepto que el mercado y el consumidor final (sus necesidades) son dinámicos”.
El Congreso, que finaliza el viernes, presentará cinco bloques temáticos: “El sueño argentino”; “La educación: prioridad nacional”; “Sociedad del conocimiento y la comunidad agroalimentaria”; “Nuestras empresas, protagonistas del cambio” y “El compromiso CREA con la Argentina posible”.