Para prevenir las Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETAS), el Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP) lanzó una serie de recomendaciones para extremar los cuidados al manipular el pollo, en especial durante el verano, cuando con las altas temperaturas y la humedad ambiente los alimentos son más susceptibles al desarrollo microbiano.
“Es muy difícil de detectar si un alimento está contaminado ya que generalmente no se altera el sabor, el color o el aspecto de la comida. Por esto, las pautas de higiene a la hora de manipular los alimentos son la clave de la prevención”, sostuvo CINCAP.
Por eso, señaló que al comprarlo, el pollo fresco “debe tener su piel húmeda, intacta y sin manchas marrones. Su color puede ser blanco o amarillo y el olor debe ser agradable y fresco. Las puntas de las alas no deben estar oscurecidas, ni presentarse pegajosas”.
“Se recomienda tomar el pollo al finalizar la compra y refrigerarlo inmediatamente para evitar romper la cadena de frío. Además, debe estar siempre embolsado y con etiqueta, con la respectiva fecha de vencimiento. Si se congela, el pollo entero dura 12 meses, y el trozado, 9 meses. Se descongela adentro de la heladera, nunca a temperatura ambiente”, explicó el organismo.
Asimismo, aconsejó “no dejar el pollo cocido a temperatura ambiente durante más de 2 horas. Las preparaciones cocidas duran en la heladera hasta 48h y en el freezer, de 4 a 6 meses”.
“En cuanto a los síntomas típicos de las ETAS incluyen vómitos, dolor abdominal, diarrea y fiebre y en ocasiones más extremas pueden producir trastornos neurológicos, renales, de la piel, visión doble, dificultad respiratoria e incluso la muerte. Los niños y los adultos mayores son los grupos más propensos a desarrollar una ETA, por lo que las precauciones deben extremarse”, finalizó.