En el gráfico 1 puede verse la evolución reciente del valor promedio mensual del Novillo Liniers versus el precio minorista promedio del lomo registrado en tres grandes cadenas de supermercados de Capital Federal. Tal como se observa en el gráfico, en agosto y septiembre de 2004 el valor promedio del novillo subió de manera significativa, pero el precio del lomo en la góndola se mantuvo estable. ¿Por qué en esos dos meses los frigoríficos absorbieron el aumento del insumo hacienda? Porque el valor interno del cuero fresco pagado por las curtiembres se ubicaba entonces en torno de 3,45-3,50 $/kg y esto permitía que tanto los frigoríficos consumidores como los exportadores tuvieran un margen de ganancia respetable por ese concepto (el cuero representa alrededor del 75% del valor total del recupero). Pero esta situación se revirtió en noviembre de 2004. El dato es que los valores internos del cuero son artificialmente bajos gracias a una serie de distorsiones aplicadas en las últimas tres décadas por las autoridades económicas argentinas. Los cueros bovinos salados, frescos, piquelados y Wet Blue (sin curtir) están sujetos a un derecho de exportación del 15%, pero éste no se aplica sobre el valor FOB argentino, sino ¡sobre el valor CIF del cuero registrado en el mercado estadounidense de Chicago! (base de cálculo para el Wet Blue: pieza de cuero del novillo Butt Branded Chicago + 8% de flete + 16 U$S por pieza en concepto de gastos de procesamiento). La resolución del Ministerio de Economía N° 825/04 mantiene estos niveles arancelarios hasta fines de 2006. La caída observada en los precios internos del cuero desde noviembre de 2004 no se corresponde con los valores FOB registrados por el Wet Blue en dicho período. Esto indica que los valores internos del cuero son administrados discrecionalmente por las curtiembres gracias a la barrera arancelaria aplicada por la normativa vigente. Si tal barrera no existiese, los frigoríficos podrían acceder al precio internacional del cuero y tendrían un mayor margen para subsidiar los precios internos de la carne vacuna (después de todo el mercado argentino es su principal cliente por lejos). Tal como están las cosas, tanto los frigoríficos en forma directa, como los consumidores de manera indirecta (por un mayor precio minorista de la carne vacuna), están actualmente financiando a la industria curtidora del cuero. Si el Gobierno quisiera cambiar esto, tendría que organizar un boicot. Pero contra sí mismo.
Las más favorecidas
Las principales industrias curtidoras beneficiarias de los derechos de exportación aplicados a los cueros sin curtir son Sadesa S.A. y su controlada Curtidos San Luis (con exportaciones por 178,92 M/U$S en 2004, según datos de la Cámara de la Industria Curtidora Argentina); Curtiembre Fonseca S.A. y Eagle Ottawa Fonseca (joint venture entre la primera y la estadounidense Eagle Ottawa) (157,88 M/U$S); Yoma S.A. (101,24 M/U$S); Toredo Curtiembres S.A. del grupo austríaco Boxmark (75,41 M/U$S), y la empresa de origen norteamericano Seton Argentina SRL (65,86 M/U$S). Tal como reflejan estos datos, no se trata precisamente de Pymes.
Ezequiel Tambornini | Especial para Infocampo