El Comité Institucional para el Cuidado y Uso de Animales de Experimentación (CICUAE) del INTA Castelar cumplió 10 años de labor ininterrumpida. Mediante este organismo, el INTA impulsa la capacitación de sus especialistas en temáticas de bienestar animal y trabaja fuertemente en la posibilidad de implementarlo en prácticas reales aplicadas a las rutinas de trabajo científico.
“Los CICUAE son una herramienta de posibilidad para el desarrollo de investigaciones, debido a que su aval es requerido para acceso a financiamiento de proyectos nacionales e internacionales, realización de becas doctorales, publicación en revistas científicas con referato y adhesión al Sistema Nacional de Bioterios”, expresó Alejandra Romera, secretaria del CICUAE del INTA Castelar.
“Asimismo, suele ser solicitado por organismos públicos y privados en el marco de acuerdos de vinculación tecnológica y de cooperación internacional”, apuntó Romera.
Aunque reciben denominaciones específicas de país en país, la investigadora sostuvo que estos grupos dedicados al resguardo de los animales de experimentación tienen objetivos en común.
“Detectaron la necesidad de proveer una respuesta rápida y efectiva a la demanda social de garantizar el bienestar animal en los procedimientos y el compromiso de la comunidad científica para el respeto de los principios de bioética”, aseguró la profesional.
Hacia dentro del INTA, la propuesta es que cada unidad del instituto que realice procedimientos con animales tenga un CICUAE, cuya principal función es garantizar que, de ejecutarse una determinada prueba, los posibles beneficios científicos superan con creces el posible sufrimiento que se les pueda causar a los animales utilizados con estos fines y avalar o no esos experimentos.
Luego de 10 años de trabajo, la investigadora indicó que “el CICUAE ha aportado un insumo que impacta positivamente en la calidad de los resultados obtenidos”.
“Le imprimió valor agregado a la calidad científica y ética de los trabajos y demostró ser útil en la transmisión de las recomendaciones y regulación internacional de bienestar animal a los investigadores de la institución”, observó Romera.
“En estos 10 años, se destaca la revisión de más de 550 protocolos avalados que garantizaron el bienestar animal y permitieron la concreción de numerosos convenios de colaboración tanto nacionales como internacionales, así como la presentación de más de 100 tesis doctorales en distintas universidades del país y la publicación de más de 1000 trabajos científicos”, comunicó el INTA.
En este contexto, Romera afirmó que “el empleo de animales vivos es todavía necesario en investigaciones que redundan en la protección de la salud (humana y animal) y del medio”. No obstante, reconoció que “se considera ampliamente aceptado el objetivo final de sustituir todos los procedimientos con animales de experimentación por otros que no los utilicen, ya que los animales tienen un valor intrínseco que debe respetarse”.
“Todos los pasos normativos y técnicos van dirigidos al reemplazo total tan pronto como sea posible; mientras ese objetivo se hace factible, la normativa ha tratado de elevar progresivamente el grado de protección de los animales que aún son necesarios en los procedimientos. El uso de animales en ciencia debe ser realizado en un contexto regulado con el objetivo de garantizar el bienestar animal y resultados de fidelidad científica”, concluyó Romera.